Capítulo 16 - Someone to stay

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El cuarto día empiezan a flaquear las reservas de comida de Perla y Pablito. Hasta ese momento, Volkov había estado alimentándoles con los sacos de comida que había encontrado tras una breve inspección del apartamento, pero cuando se levanta esa mañana y Perlita corre hasta su plato moviendo la cola incesantemente, recuerda que tiene que ir a comprar comida.

"Voy a salir a comprar. ¿Necesita algo?" le pregunta a Manuela ya con las llaves en la mano.

Ella niega con la cabeza y le recuerda que ayer se encargó ella de hacer la compra en el supermercado. Así que Volkov asiente y se marcha sin añadir nada más.

Las tiendas de animales no le abruman. Tantos años cuidando de Mika le han proporcionado cierta capacidad para recorrer los pasillos laberínticos hasta encontrar lo que estaba buscando sin mucho esfuerzo. Aun así, como no estaba seguro de que no fuera equivocarse, se aseguró de sacarle un par de fotos a los ya vacíos sacos de comida antes de salir de casa.

Una vez comprados, Volkov guarda los dos sacos de comida en el maletero y emprende su camino de vuelta al apartamento. Es un día soleado. En el cielo solo hay algunas nubes, pero son de un color tan blanco que parecen pintadas sobre un fondo azul. Es un día soleado, pero no hace calor. Es uno de esos días previos al otoño en los que se respira el final del verano. 'Es un buen día', piensa Volkov.

Decide hacer una breve parada por su apartamento. Aunque apenas habían pasado doce horas desde la última vez que pasó a ver a Mika, ahora que las cosas están más tranquilas, prefiere no imponer a Michelle la obligación de hacerse cargo de ella. Evans se había mostrado predispuesta a hacerlo desde el principio, era ella quien se había ofrecido a cuidarla. Aún así, Volkov no se sentía cómodo recibiendo ayuda si era algo que podía hacer por sí mismo.

El ambiente se ha relajado en la ciudad. Conway le pregunta cada día - y en más de una ocasión - por el estado de Horacio, y Volkov lo agradece. Le hace sentir extrañamente bien ver cómo su jefe se preocupa por Horacio. Saber que, pese a que no puede venir a verlo en estos momentos porque supondría dejar a Gustabo sin supervisión, sigue teniendo a Horacio muy presente. A Volkov le gusta saber que Horacio no está solo. Que no solo tiene al comisario a su lado, sino que también tiene a Conway, dispuesto a ponerle seguridad privada fuera de su apartamento y a pagarle la recuperación en casa, de una manera que le recuerda casi a la figura paterna que nunca ha tenido.

Cuando llega al apartamento, saca las llaves de su bolsillo con dificultad. Carga los dos sacos con un solo brazo y gira la llave para abrirse paso. Podría haber llamado al timbre sabiendo que Manuela está allí, pero Volkov a menudo olvida lo que es llegar a una casa donde ya hay gente esperándole.

Abre la puerta con la pierna y la cierra del mismo modo, dejando las llaves sobre el cuenco del recibidor. En su visión periférica, detecta movimiento y voltea la cabeza preparado para saludar a Manuela cuando se encuentra con la figura de Horacio de pie al final del pasillo. Aún lleva una venda cubriéndole media cabeza en diagonal, ocultando la cicatriz que solía ser su ojo izquierdo

Pestañea un par de veces para asegurarse de que su mente no le está jugando una mala pasada, pero cuando Horacio le mira con un gesto divertido - probablemente producto de la cara de Volkov -, sabe que lo que está viendo es real. Involuntariamente, deja caer al suelo los sacos que estaba cargando.

"Horacio" dice, y suena como si hubiera respirado su nombre.

Horacio le dedica una de esas sonrisas amables que suavizan sus rasgos y Volkov no puede reprimir el impulso de correr hasta él y abrazarle. Le rodea con los brazos con fuerza e inevitablemente su cabeza queda enterrada en la curvatura de su cuello porque después de tantos días en cama Volkov había olvidado lo alto que es Horacio, pero le parece perfecto porque de esta manera puede rozar con su nariz su cuello y puede percibir el calor que desprende todo él, puede sentirlo tangible bajo las yemas de sus dedos que descansan en su espalda. Horacio está vivo y está despierto. Y Volkov piensa que, definitivamente, es un buen día.

Between the Devil and the Deep Blue Sea (+18 | Intenabo & Volkacio)Where stories live. Discover now