Prólogo

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La mañana empezó pacífica y calmada, con los pájaros cantando junto al ajetreo de la ciudad, en una agencia de detectives se encontraban dos pequeños niños durmiendo acurrucados, sin importarles los ronquidos del hombre que dormía en la cama a su lado, cuando el pequeño niño empezó a despertarse, revelando el color sus ojos, un azul cobalto tan extraño y tan único, rápidamente su mirada pasó a la niña a su lado, lejos de importarle por no sentir su brazo ya que la niña lo utilizó de almohada, le sonrió tiernamente acercandola aún más a él.

Se acomodó junto a ella, para poder apreciar su rostro durmiente, sin siquiera darse cuenta ya estaba acariciando el cabello rubio-fresa de la hermosa niña. Esas caricias que lograban calmarla e incluso dormirla, esta vez la despertaron, conectando el azul y verde de sus ojos tan temprano en la mañana.

—Buenos días. —le saludo tiernamente el niño azabache.

—Buenos días. —le respondió tanto con la mirada como su tono, dulce.

—¿Cómo amanece la chica más hermosa del universo? —preguntó el niño tierno con toques de diversión, conocido como Conan Edogawa.

La niña rió suavemente mientras rodaba los ojos, ante las ocurrencias de este. —Bien, ¿Qué tal el detective miniatura? —le preguntó divertida la pequeña, Ai Haibara.

—¡¡Oye!! —le reprochó en una mezcla de diversión y molestia, mientras que ella solo le dio una sonrisa brillante, el pequeño niño estaba a punto de continuar con su juego no impuesto sobre quién puede tener mejores bromas tan temprano en la mañana, cuando un ruido se escuchó cerca de allí.
 
Fueron rápidamente a la habitación de la joven de cabellos castaño oscuro y ojos azules, experta en Karate.

—¿Conan-kun, Ai-chan? —preguntó desconcertada la chica viendo a los dos niños ingresar a su habitación.

—¿Ran-neechan? —preguntó Conan rascándose la parte posterior de su cabeza, mientras cerraba uno de sus ojos al no tolerar la luz de la habitación, debido a que Ran abrió las persianas.

—¿Ran-san, por qué estás despierta tan temprano? —preguntó Haibara al lado del niño, agarrada de la pijama de este, mientras con la otra se restregaba uno de sus ojitos, haciéndola ver muy adorable. Bueno la imagen frente la adolescente es adorable en general.

—Oh, no es nada. —respondió Ran, apreciando la escena. —Lo siento por despertarlos. —comentó alegre teniendo dos cosas por las que estar feliz.

Esa misma noche Ran iba a tener una cena con su madre y obviamente con su padre, por lo que ella estaba emocionada por reunir a sus padres, y con la escena que acaba de ver, más emocionada no podía estar.

Detective Conan: El Decimocuarto Objetivo.

Soy el detective de preparatoria, Shinichi Kudo. Cuando visitaba un parque de atracciones con mi amiga de la infancia, Ran Mouri, fui testigo de una operación sospechosa entre unos hombres de negro… tan absorto estaba vigilándolos, que no me di cuenta de que otro de sus secuaces estaba a mis espaldas. Fui forzado a ingerir un veneno, y cuando desperté…

¡Mi cuerpo se había encogido!

Si esos hombres supieran que Shinichi Kudo sigue vivo, mi vida y la de las personas a mi alrededor estarían en peligro. Seguí el consejo del profesor Agasa y oculte mi identidad, cuando Ran me preguntó mi nombre, le respondí "Conan Edogawa", para saber más acerca de ellos, me fui a vivir con Ran y su padre, quién es detective.

—Sí, esta persona es el padre de Ran. —dije viéndolo emocionarse con la aparición de Yoko Okino en la televisión mientras tomaba una lata de alcohol, una tras otras, antes de resbalar y tirarme una de esas latas a mi cabeza.  —Y ahora… es el famoso detective Kogoro Mouri. —continué viendo cómo era despertado por los múltiples flashes de diferentes cámaras.

La decimocuarta víctima Där berättelser lever. Upptäck nu