Epílogo: Vergüenza

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Hola

Lamento la tardanza y... 😅😅

Este es el último capítulo de este libro, por lo que termino más corto de lo que esperábamos, sorry

Total, espero y lo disfruten

Good bye

Epílogo

—Heiji, te pregunto de nuevo, ¿qué haces aquí? —dijo desganada Ai levantando una pierna sobre la otra.

—¿Que no se acuerdan? La apuesta, obviamente. —afirmó Hattori con su típico acento. —Vine preparado y trajé los trajes, ¿ahora díganme quién perdió? —volvió a hablar emocionado.

—¿Quién dijo que hemos perdido la apuesta? —dijo Shinichi dejando en su interior todos los nervios de ser descubiertos.

—¡Cierto! ¡No hemos perdido! —habló Ai mirándolo fijamente arqueando la ceja.

—¿De verdad? —preguntó divertido Heiji viendo a los niños delante de él. —Ran-san me contó del beso apasionado que se dieron en el Aqua Crystal. —volvió a hablar en un tono burlón.

—Ran es una bocazas. —murmuró el pequeño molesto.

Haibara desvió su atención, se encontraba demasiado avergonzada al recordar el momento y las fotos que acaba de ver.

—¿Y bien, quién fue? —habló Heiji de forma pícara, obviamente se burlaba de sus mejores amigos.

—Eres de lo peor, Hattori. —gruñó Shinichi.

—Como ninguno de los dos ha delatado al otro, supongo que ambos perdieron, por suerte  para ustedes conseguí los trajes. —habló divertido mostrando la ropa en su bolso.

Los dos pequeños se miraron inconformes, pero tendrían que hacerlo aunque no quisieran…

¿Por qué dejaron que se metiera su amigo en todo eso?

Se preguntaban ambos, tomaron disgustados sus disfraces y fueron cada uno a una habitación a cambiarse por ese ridículo traje. 

Unos segundos después estaban bailando "Nico Nico ni" con los trajes tiernos, sus rostros rojos, siendo grabados por Hattori.

Esta me las pagarás. —pensaron ambos niños.

—Bien, creo que es suficiente. —habló Heiji dejando de grabar para guardar el video en todos los lugares seguros posibles de su teléfono, por si se les ocurrían borrar sus archivos.

—¡Por fin! —exclamó agotado emocionalmente por todo eso.

—Ah, Chica Bonita, escucha mi nuevo tono de llamada. —comentó Heiji acercándose a Ai.

—No, Hattori… —trató de impedirle Conan, cuando ya se escuchaba su tono de llamada.

Así pasaron unos insufribles 30 minutos escuchando la misma canción una y otra vez sin descanso.

La decimocuarta víctima Where stories live. Discover now