Capítulo 6: Chateau Petrus

447 30 6
                                    

Hospital Central de Beika

Habitación de Agasa

—¡De cualquier manera, estoy feliz de que todos estén bien! —dijo el profesor viendo algunas vendas cubriendo los rostros, brazos y piernas de Conan y Ai, no era tan grave solo unos pequeños raspones, pero Ran exageradamente preocupada los llenó de banditas.

—Pero profesor, ¡es injusto lo de Conan! —dijo malhumorado Genta. —Él pudo pilotear un helicóptero de verdad...

—¡Ese no fue el problema! ¡Estuvimos a punto de morir! —lo interrumpió Kogoro molesto, si le daban miedo las alturas ahora eso se convertiría en terror, lastimosamente entre más le temes a algo, más te persigue.

—Muy bien, que te salvaron y no lo agradeces. —pensó malhumorada Ai.

—Sobre eso... —habló Megure dejando de lado su post-muerte. —Creemos que a Tsuji-san le cambiaron sus gotas con vitaminas para los ojos por medicina midriática.

—¿Medicina midriática? —preguntó el detective durmiente sin entender ni una palabra.

—Es una medicina usada para dilatar las pupilas, para el tratamiento de la pseudo-miopía. —le respondió Agasa.

—Ya entiendo, entonces esa es la razón por la que la luz solar le nubló la vista. —habló Kogoro, en una pose pensante, el caso lo había puesto en modo serio.

—Excepto que las gotas que usó hoy Tsuji-san son para el tratamiento del Iritis. —comentó el Inspector serio.

—¿Iritis? —preguntó Kogoro.

—¿Cuál es la diferencia entre ellas? —le siguió su hija sin lograr entender lo que decía el policía, el Inspector revisó su chaqueta en busca de su libreta, pero fue cortado por una voz, que le parecía irritante perder el tiempo de esa absurda conversación.

—Las gotas para pseudo-miopía hacen efecto en cinco minutos, y dura poco tiempo, en cambio, la medicina para el Iritis tarda varios minutos en comenzar a hacer efecto, dura bastante tiempo, depende de la persona, pero en general se dilata las pupilas entre 10 y 14 días. —respondió Ai simple, como si lo que dijo fuera algo que todo el mundo sabe, claro que Conan no tardó en darle un ligero golpe al brazo.

—¿Eh? ¿Ai-chan como sabes eso? —preguntó impresionada Ran.

—Lo leí en los libros en casa de Agasa. —respondió mirando a otro lado, no podía actuar dulce, específicamente viendo al profesor en la cama de hospital. —¿Verdad, Profesor? —trató de hablar tiernamente, pero su voz se escuchó más triste de lo que pensó al ver al hombre, Conan solo se acercó a ella haciendo círculos en su espalda, después de todo eso no era normal en ella.

—Ai-chan... —dijeron los niños tanto sorprendidos como preocupados, al ser la primera vez que ven a su amiga así.

—¡O-Oh, Ai-chan, eso es increíble! —alabó Ran, tratando de subir su ánimo al notar eso.

Kogoro que estaba a punto de refutar sobre los extraños conocimientos de esos niños, pero se detuvo. —Lo hiciste bien, pequeña. —le dijo amable palmeando su cabeza.

Normalmente no dejaba deslizar su máscara así de fácil pero sus sentimientos eran confusos, quería descuartizar a quién le hizo eso al profesor, quería gritarle y maldecirlo muchas veces, también quería llorar como si no hubiera mañana sin importarle los de la habitación, pero no iba a permitir que escucharán de nuevo sus lágrimas especialmente los niños que se preocuparían mucho, y en algún rincón de su corazón tenía miedo de no poder encontrar al culpable, pero esta se disipaba al ver a su novio.

La decimocuarta víctima Where stories live. Discover now