Capítulo 4: La angustia por sobre el disfraz

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Hospital Central de Beika

—¿Cartas? —preguntó confundido Kogoro, en el cuarto donde descansaba el profesor.

—Así es, el culpable está cometiendo estos crímenes según los dibujos que hay en las cartas. —respondió el detective rejuvenecido. —Primero atacó al Inspector Megure, y su nombre es Juzo, ¿cierto? Se escribe con los kanjis de "trece", osea, ¡El Rey de Picas! —dijo el niño mostrando la carta de picas "K". —Esta espada que sostiene el rey, ¿no tiene la misma forma que la que fue encontrada en la escena del crimen? —volvió a hablar mostrando una carta sobre la espada que se encontró en la escena de Megure.

—Mmm... —soltó Kogoro tomando la carta y la foto.

—Luego, el apellido de la madre de Ran-neechan es Kisaki, que significa "Reina" en español. —volvió a explicar el pequeño, mostrando de nuevo la carta y la foto de la escena del crimen de Eri. —Por eso es la Reina de picas, ¡la reina sostiene la misma flor que la que había en la caja de chocolates!

—¡Es cierto! ¡Es la misma! —exclamó Ran dándole la razón a su protegido.

—Pero, ¿qué tiene que ver el Profesor Agasa con el número once? —preguntó el detective Shiratori.

—Su nombre es Agasa Hiroshi, ¡y el carácter "Shi" es la combinación de diez y uno! De ahí, el Jack de Picas. —explicó de nuevo Shinichi mostrando la carta "J" de picas. —El Jack, con ese objeto parecido a una espada, hace referencia a un caballero.

—¡Es el mismo que encontró la mocosa! ¡No hay duda! —le dijo a su favor Kogoro, viendo la evidencia en manos de Shiratori.

—Pero, ¿por qué cartas? ¿Y por qué picas? —preguntó aún más confundida Ran.

—Las picas representan la muerte, al igual que los corazones representan el amor, los diamantes al dinero, y los tréboles la felicidad. —explicó Shiratori.

—Entonces, el culpable planea seguir el orden de las cartas, ¿y asesinara a personas que tengan los números del 13 al 1 en sus nombres? —razonó el detective durmiente.

—Para ser más exactos, a personas que están relacionadas con usted, Mouri-san. —habló por primera vez la científica al lado de su figura paterna, dejando de lado su papel de niña, algo extraño porque la mayoría de veces lo mantenía frente a los adultos del lugar. Pero estaba muy molesta al ver que fue atacado el Profesor Agasa, aunque esto lo dejarían pasar por la gravedad de las palabras de esa niña.

—Pero, ¿quién haría algo así? —preguntó Kogoro luego de un silencio abrumador.

—Nuestra única pista es la matrícula de la motocicleta, pero resulta que es robada. —comentó Shiratori revisando su libreta. —¡Inspector! —dijo impresionado al ver al susodicho ingresar a la habitación.

—¿Por qué está aquí? —preguntó Kogoro.

—Escuché que Eri-san y el profesor Agasa también fueron atacados. —explicó este.

—Pero... su herida todavía... —dijo Kogoro consternado.

—¡Ya me saturaron! ¡Estoy bien! —afirmó el hombre de sombrero. —He oído la historia, sospecho que el culpable es Murakami Jo.

—¡¿Murakami Jo?! —habló Mouri, cambiando a una expresión totalmente seria.

—¿Quién es él? —preguntó Shiratori.

—Era un croupier de casino. —le respondió Megure. —Hace diez años, él cometió un asesinato, y salió con libertad condicional de la cárcel la semana pasada.

La decimocuarta víctima Where stories live. Discover now