𝒪𝓇𝒻𝑒𝑜 𝒶𝓃𝒹 𝐸𝓊𝓇í𝒹𝒾𝒸𝑒

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-los judíos no son del todo confiables- habló entre el ruido constante de las industrias, el fuego y los hombres exhaustos quejándose.

-¿por qué?- se acercaron al auto estacionado en el Garrinson, se adentró a este, aguardándose de la brisa helada.

-sus leyes morales son una mierda- concordó con lo dicho- como todos los religiosos, ¿eh? No mataras, no robaras y toda esa estupidez.

-no levantaras falsos testimonios- Tommy sonrió al escucharla- no codiciaras la casa del otro.

Parecía tan aburrida de vivir con aquellas obligaciones, lo encontró curioso. Recordó las palabras de Polly, que no se confiara de ella por ser una cara bonita, rio para si prendiendo el motor, debía saber más de ella para acorralarla con información; estaría haciendo tratos con alguien que le mintió desde el primer día y, si es que depositaba algo de confianza en ella, no quería ser traicionado por una estupidez.

Scar, por lo contrario, reflexionó sobre el hombre a su lado, sabía que sus manos debían de estar manchadas de sangre, ya sea por la guerra o durante su ascenso para ser líder. Quería preguntarle cómo había sido su primera experiencia con la muerte, no por un afán perverso de saber más sobre está, si no porque le picaba la curiosidad de ver si también actuó como ella lo hizo, con temor y ansiedad. Se acomodó mejor para ver el perfil del gitano, viéndolo concentrado en salir de Small Heath.

-pareciera que te sabes todo muy bien, eh.

-yo diría que todos al menos una vez hemos escuchado los mandamientos- se excuso mientras que notaba las comisuras alzarse con naturalidad- pero en otras religiones hay muchas más restricciones, la judía, por ejemplo.

-¿investigas las religiones de tus hombres? Esa mierda es interesante- se burlo mientras desviaba por segundos cortos la atención del camino, la fémina a su lado pareció divertida ante su comentario.

El silencio los volvió a rodear, con una calma que llenó ambos cuerpos, sintiéndose curiosamente afrodisiacos, esperando alguna acción que desatara algo más.
Scarlett notó cómo se alejaban de la ciudad para entrar a espacios más verdes y casas con más separación. Thomas aclaro su garganta, llamando la atención de la contraria.

-Polly me confeso que Watson no es tu verdadero apellido- fue directo, sin aguantarse el querer saber la realidad de las personas que le rodeaban- ¿me seguirás mintiendo?

-yo no te conozco, no mucho, no sé si podre confiar totalmente en ti, si ocurre algo malo no quiero que mi familia se vea afectada.

Le encontró la razón, él nunca revelaría tanto de si mismo a alguien que no conoce, su familia fue, es y será lo mas importante siempre.

-¿Cómo sabré que no me traicionaras?- se detuvieron en medio del camino, con los árboles tapándole la visión.

La ansiedad corrió por el cuerpo de Scarlett, pensando en sus propias experiencias para darle un discurso verídico, sintió la tensión de que podría salir bien o muy mal.

Solomons le miro directamente, buscando que viese la honestidad en sus pupilas, entre abrió los labios mientras que el ceño de Thomas se mantenía serio, tomo aire para decir de manera segura la oración que le perjudicaría el futuro, en un dulce e ingenuo anhelo de ser importante para algo externo a ella.

-no te defraudaré, porque a mi ya me han estafado, perdí bastante dinero y hombres por ello, no haré lo mismo contigo Thomas- ladeó la cabeza suavemente, intercambiando la mirada en sus iris- quiero ser alguien en quien puedas confiar, y no me interesa saber si tendré un premio por ello. Prefiero ser una conocida tuya antes que una enemiga.

𝔓𝔩𝔢𝔞𝔰𝔞𝔫𝔱 ℌ𝔢𝔩𝔩 [Thomas Shelby]Where stories live. Discover now