𝔓𝔩𝔢𝔞𝔰𝔞𝔫𝔱 ℌ𝔢𝔩𝔩 [Thomas Shelby]

𝒢𝑜𝑜𝒹 𝑒𝓋𝑒𝓃𝒾𝓃𝑔

𝕮𝖆𝖕í𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖈𝖚𝖆𝖗𝖊𝖓𝖙𝖆 𝖞 𝖘𝖊𝖎𝖘

Capítulo dedicado a:

Gab_Cezar

Su día comenzó de maravilla, se despertó con más ánimos de lo normal, desayunando entre conversaciones aburridas con algunas de las empleadas, probando el pastel de Maggie y esperando las horas para almorzar con Alfie.

En un principio el chico Castle, en su llegada a la gran casa, se sorprendió de verla contenta, enérgica. Preguntándole entre oraciones nerviosas cómo estaba, siendo ignorado por la Solomons, preguntándole el por qué de su presencia, y mientras la veía sonreír se olvidó por legos segundos lo que Thomas le había dicho, no obstante, su silencio se tomó como un querer genuino, salvándose de dar explicaciones. Luego, cuando ella le invitó a subir, noto cómo subía escalones con normalidad, rozando con suavidad los dedos por el pasamanos.

Se sentía bien, a pesar de haber dormido unas cuantas horas podía apostar a que estaría con aquel animo durante el resto de día, especialmente si en unos minutos más iría a Londres, buscando donde estaba Arthur para liberarle y luego ir a Birmingham.

Fue como volver al olimpo después de una mala temporada en el tártaro.

-el señor Thomas no fue muy especifico con lo que dijo, pero me ordeno que viniese porque era necesaria mi presencia aquí. Y hablando con sinceridad, me siento bien trabajando con usted, es bonito.

Scarlett se había reído por la forma en la que soltó la oración, guiándole para buscar a Tessa y dar un paseo, actividad que no pudo completar gracias al llamado de Maggie.

Los cortos segundos en los que habló con Alfie bastaron para que su mente diese vueltas y vueltas, buscando el detonante de las palabras llenas de pesar e inconformidad.
Necesitaba llegar a Camden lo antes posible para solucionar los problemas de su hermano, aprovechando de su estadía para saber que sucedió con Ollie.

-repíteme que no sabes leer, Tyler- buscó la sobaquera por su habitación, acomodándola en su espalda, viéndose al espejo de cuerpo completo.

Una camisa color vino dentro de una falda negra, el cinturón oscuro que mantenía todo en su lugar, resaltando su cintura y piernas. El accesorio de cuero lucía sobre la camisa con gracia.

Sintió odio por su apariencia en el reflejo, se veía jodidamente espectacular, una solidez que por momentos olvidaba tener, con su espíritu ardiente esperando quemarlo todo. Mentalmente se halagó, con el ego subiendo con rapidez, sonrió guardando el arma en el lugar correspondiente, buscando un abrigo que combinase con la vestimenta.

-es que a madre nunca le intereso que yo aprendiese a leer, pensó que iría a la guerra cuando era adolescente y moriría allí, tal cual mi padre, por lo que puede confirmar que no soy el hijo favorito- jugó con sus dedos al darse cuenta de que siempre hablaba demás, que probablemente a ella ni siquiera le interesaba su presencia- pero, si es que sigo vivo después de esto, me gustaría aprender, ya sabe, escribir y leer, leer y escribir... todo eso.