Cap 43

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Sasuke pensó que hubiera estado mucho mejor que fuese un ladrón lo que estaba sentado en su sillón. Si, hubiera sido mucho mejor, por lo menos así tendría la opción de llamar a la policía, tal vez lanzarle un libro o algo así. Pero no, la jodida vida lo odia y por eso había un fantasma en su sillón.

— Esta bien, por lo menos no me ha visto — pensó en un intento de calmarse — Huye hoy para pelear mañana — con esa mentalidad Sasuke dio media vuelta y se acercó a pasos pequeños a la puerta.

Una serie de crujidos sonaron, no fueron crujidos como los que hacían los pisos de madera, ni los de una puerta o incluso el sillón, no, jodida mierda que no fue eso, fueron como ese crujido, ese maldito crujido que hace un hueso, como los que se escuchan cuando truenas tu espalda pero diferente, eran más como los crujidos de un hueso rompiéndose.

— Por favor que haya sido mi espalda cansada — suplico con miedo.

Sasuke no quería voltear a mirar si sus súplicas habían sido escuchadas y la verdad es que si tan sólo Goffy no hubiera ladrado a su espalda y si la preocupación por su perro no lo hubiera invadido, Sasuke no volteaba ni en cien años. Pero lo hizo.

— Ay... — fue lo único que salió de sus labios.

Sasuke había agregado voltear en ese momento a la lista de cosas que no debió hacer en su vida. Junto con ponerle a su coca un mentó y pasarse de picante en sus papas sin haber comprado agua.

La mujer, que antes le daba la espalda, tenía su cabeza mirándolo directamente a él, la verdad Sasuke no sabía si realmente todavía le daba la espalda o no ¿por qué? Porque Sasuke descubrió de dónde habían provenido los crujidos: Del cuello de la mujer. Tenía su cabeza volteada completamente en su dirección pero su cuerpo aún le daba la espalda, su rostro putrefacto lo miraba sin emoción aparente, sólo se mantenía ahí, inmóvil.

¿Debería correr? — se preguntó con miedo.

— Me gusta tu perro — esa voz, era aguda, como la de una niña, Sasuke sintió que moriría cuando noto que no había sido la de la mujer pues su boca estaba cerrada, miró a las escaleras donde la encontró, a la pequeña niña que vivía en su sótano mirando a Goffy con una sonrisa — ¿Puedo quedármelo?

— No... — ese "no" sonó más a un "¿no?" Que a una negación real — Goffy ven — pidió un bajando un poco la voz, Goffy se acercó a él de inmediato.

— Ah... — la niña soltó un sonido de decepción antes de mirarlo con preocupación — A mamá no le gusta que me nieguen cosas...

Sasuke cerró sus ojos con un puchero imaginándose lo que pasaría, volteó a ver el rostro de la mujer, sus facciones se arrugaron y un fuerte grito se escuchó antes de que su cabeza volviera a su lugar.

— Corre.

Sasuke sólo pudo imaginar lo qué pasó después, lo más probable es que la mujer se haya levantado del sillón y haya corrido tras él. Sip, eso debió haber pasado.

Claro que Sasuke no se quedó a ver qué haría, no, Sasuke salió corriendo desde que vio a la mujer voltear su cabeza. Ahora se encontraba en frente de su casa con ambos perros a su lado sentado en el pavimento de la calle, esperando tranquilamente a que Itachi volviera para mandarlo a revisar la casa.

— Tengo hambre — se quejó con Simba.

Suspiro antes de recargar su barbilla en su mano con aburrimiento.

Ateo a medias Donde viven las historias. Descúbrelo ahora