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Llego el día donde dieron a Hinata de alta. Así que regreso a su clan y recibió un discurso de más de tres horas, explicándole la historia del clan y el motivo por el que la amistad con los Uchihas estaba prohibida. 

¿Escucho algo de eso?

La respuesta es no, su mente aún divagaba en los acontecimientos traumáticos de los últimos días, pero cuando recordaba aquel último abrazo que se dieron, sintió como sus mejillas se ponían un poco coloradas; mientras una presión en la garganta le impedía respirar apropiadamente.  Y es que no era para menos, pues con ese abrazo, vio a Sasuke Uchiha como prácticamente nadie lo había visto. Lo vio vulnerable. 

Por eso cuando aquel regaño disfrazado de discurso termino. Se encerró en su habitación, tratando de dormir mientras en sus pesadillas aparecían un par de ojos rojos como la sangre derramada en las paredes del clan Uchiha. 

Tardó un par de semanas en regresar a la academia, en donde se dio cuenta que la historia verdadera fue modificada, en donde él fue borrado por completo. Y Hinata tampoco estaba dispuesto a desmentir lo ocurrido. 

Sasuke aún no salía del hospital, y por eso siempre, que acababan sus clases, Hinata iba al hospital, tratando de pasar desapercibido, pues llevaba una sudadera extra para colocársela y cubrir su rostro  y así pasar como un niño cualquiera. Por si su padre había mandado a seguirlo cada que saliera de la Academia. Una vez que llegaba al hospital buscaba a una enfermera que ya lo conocía y le permitía ver a Sasuke al menos por unos veinte minutos; tiempo en donde el Uchiha le daba un espacio en la cama y Hinata se acostaba, y así sin decir nada; en una acción inocente como los niños que eran; hasta que llegaba la hora en que él de ojos perla debía irse, obvio cambiándose de ropa de nuevo en el hospital. 

Otras veces el Hyuga no tuvo suerte, pues algunas enfermeras le negaban la entrada al ser un niño e ir sin la compañía de un adulto. Esos días a Hinata no le quedaba más remedio que regresar a casa. Y en uno de esos días, mientras caminaba de regreso al clan Hyuga; se encontró con un hombre sentado en el suelo, recargado en una barda de madera; se encontraba cubierto con una capucha negra de aspecto bastante maltratado y sucia. 

Se detuvo al ver que el hombre extendía su mano arrugada en su dirección. 

—Niño, por favor — habló e anciano mientras se quitaba la capucha; revelando el rostro esquelético y cansado, repleto de arrugas de un hombre.

Hinata coloco sus manos en su pecho y se acerco lentamente. 

—Tengo mucha hambre — continuo hablando el mayor mientras ponía sus manos en su estomago y en su rostro se reflejaban muecas de dolor.

El niño de ojos perlados miro con tristeza al hombre. Busco en la pequeña mochila que tenía y saco un recipiente que tenía un par de bolas de arroz y unos rollos de canela. Siempre que podía le llevaba comida a Sasuke; pero como ese día no pudo, aun lo traía. 

Se acercó al hombre y le tendió las bolas de arroz y los postres de canela.

— Aquí tiene — le sonrió. — No es mucho, pero espero que le calme el hambre unas horas. 

El hombre con manos temblorosas tomo los alimentos, mientras subía y bajaba a la cabeza como si estuviera reverenciándolo. 

—Muchas gracias, muchas, muchas gracias — repetía mientras veía al niño.

Hinata sonrió apenado y levanto sus manos a la altura de su pecho.

—Por favor, no fue nada, espero lo disfrute — y con ello, hizo una reverencia y comenzó a correr en dirección a su clan pues no quería que se hiciera más tarde. 

Otra historia (Sasuke x Hinata Male) (YAOI) EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora