Parte Única

1.5K 104 24
                                    

Este capitulo se sitúa justo después de que Brandish devolviera a todas las chicas del gremio a la normalidad, es decir, después del capitulo 64 del manga de la misión de los 100 años. Antes de que despertara de nuevo la maga blanca.

...

Todos los miembros de Fairy Tail se encontraban en una fiesta en uno de los bares de Drameel. Hace un par de días pudieron derrotar a Aldoron y liberar a todos sus amigos del gremio del control de la maga blanca.

Las chicas del gremio volvieron a la normalidad después de que Natsu, Lucy y Happy encontraran a Brandish en una tienda de dulces.

Lucy se encontraba en un baño del bar poniéndose su ropa habitual mientras que al otro lado de la puerta lo esperaba Natsu apoyado en una pared y de brazos cruzados. Cabe decir que el chico seguía sin su chaleco y las chicas que pasaban por ese pasillo lo miraban de forma hambrienta. Y como se esperaba de Natsu, no se daba cuenta y seguía a lo suyo. Mejor dicho, eso es lo que todo el mundo creía que era Natsu. Pero él era bien consciente de la mirada de las chicas sobre él. Pero no tenía ganas de decir nada y prefería hacer como si no se diera cuenta.

En otras palabras, fingir ser el idiota que todos creen que es.

La puerta del baño de mujeres se abrió y salió Lucy de ésta con su chaleco en sus brazos.

—Gracias por dejarme el chaleco. No sé qué habría pasado si no me lo hubieses dejado. —Agradeció la rubia de sonriente y mostraba su típico pequeño rubor siempre que sonreía.

Lo cierto es que la rubia había oído los comentarios de las chicas hacia el pelirrosa, y si ella lo había podido oír aún con la puerta en medio, era obvio que éste también debido a su oído de Dragon Slayer. Así que decidió encontrar alguna forma de espantar a aquellas mujeres que atosigaban a su mejor amigo y de forma sutil.

—No te preocupes, la calle está llena de pervertidos. —Respondió el pelirrosa con su típica sonrisa. Esa sonrisa que había hecho caer enamorada a la rubia poco a poco por su amigo.

Porque si había algo que le gustase del Dragon Slayer de fuego era su característica sonrisa. Nunca nadie le había dedicado sonrisas tan bonitas como él lo hacía y de forma natural. Pero si había que decir en que momento ella cayó enamorada de él exactamente, fue cuando Natsu y sus compañeros peleaban contra Hades.

Todos se encontraban asustados y no sabían de qué forma sacar coraje para levantarse y luchar contra esos demonios que había creado el Maestro Hades. Lucy únicamente siguió el consejo que le dio Lisanna. No sólo para apoyar a Natsu sino para sentirse segura. Aunque en el estado en que se encontraba Natsu, sólo le hacía sentir más asustada. Fue el pensamiento de Lucy el que de alguna forma hizo a Natsu espabilar y poder proteger a sus amigos.

«¡Por favor, que alguien nos de coraje para luchar!»

Ese pensamiento fue como una llamada para Natsu, y aunque él no lo había podido oír, sabía de forma acertada que todos estaban asustados y que de alguna forma debía impulsarlos a pelear. El impulso de Natsu para dar coraje a los demás era la forma en la que Lucy se aferraba a él con fuerza. Estaba tiritando de miedo y oía sus sollozos y él odiaba ver a su mejor amiga llorar, solo podía tolerar sus lágrimas si era por algo que la hiciese inmensamente feliz. De otra manera no podía mantenerse calmado.

¡Si estamos juntos no hay nada de que temer!

A Lucy eso le dio el valor que le hacía falta. Después de ver como definitivamente Hades había caído después de ser derrotado entre ellos cinco se dió cuenta de lo mucho que amaba a su amigo. Nunca antes había estado enamorada, pero sabía diferenciar sus sentimientos por sus amigos y por Natsu. Porque sólo él era capaz de hacer que el corazón le latiera de forma rápida y que en cualquier momento fuese a salirse de su pecho. Sólo él era capaz de calmarla aún cuando estaban en una mala situación. Para ella, Natsu era su tesoro más valioso junto con sus espíritus celestiales y sus compañeros del gremio.

¿Por qué no me abrazas? | NaLuWhere stories live. Discover now