7. La primera trampa

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Horas antes de que Fernando llegara a la escuela junto a Shane y Yuan, algo sucedió con los profesores, la directora, las señoras de la limpieza y el conserje. Parecia que se habian vuelto locos, no eran capaces de razonar, ni de hablar, ni siquiera de sentir emociones básicas. Todos se habían convertido en un espantoso cuerpo vacío de vida, ya solo obedecían a la misma voz, todos eran capaces de escucharla en su cabeza. Cuando llegaron los alumnos, a estos les sucedió igual, todos se acumularon en el gimnasio, el único sitio donde cabían, y esperaron a que aquel chico llegara. Todos sabían su imagen, la tenían grabada en la memoria, incluso los que no lo conocían.

***

-Esta es la escuela, ya hemos llegado. -dijo Fernando señalando el edificio.

-Así que esta es... -dijo Shane con admiración. Él, al igual que Yuan, no había podido estudiar en una escuela normal, así que le dieron envidia los estudiantes de aquel lugar.

Fernando miró el campo de fútbol, y no estaba ocupado por niños calentando o corriendo el perímetro, era muy extraño, porque los de quinto tenían educación física a primera hora los lunes. No hizo caso y guió a sus nuevos amigos al interior. Que no era muy sorprendente, pero tenía cierto encanto para ser una escuela. Tablones con carteles sobre las actividades extraescolares que se realizaban en el centro, recomendaciones de libros, murales...etc.

-Ya sé que no es para tanto, pero... -dijo Fernando.

-No, es fantástico... -dijo Shane con una sonrisa de alegría por estar por primera vez en una escuela de verdad.

-¿Y donde está la gente? -pregunto Yuan.

-Eso mismo me pregunto yo, es muy raro, nunca lo he visto tan vacío. ¿No será un día festivo sin yo darme cuenta? -dijo Fernando.

-A saber... -dijo Shane.

Abrieron unas cuantas clases y en ninguna de ellas encontraron alumnos ni profesores. Fue entonces cuando decidieron salir, y cuando se dieron cuenta de que las puertas de la salida estaban cerradas a cal y canto.

-Que raro, ahora están cerradas. -dijo Fernando con preocupación.

-Probemos con alguna salida de emergencia, aunque hay que reconocer que es muy, pero que muy raro que la puerta esté cerrada. Si no hay nadie eso es... -decía Shane.

-¡Venid! -dijo Fernando guiándoles hasta la salida de emergencia. La puerta era de esas con una barra que había que empujar, pero estaba atascada.

-Parece que nos hemos quedado atrapados en este sitio. Oye, ¿no hay alguna ventana por la que salir? -preguntó Yuan.

-No, todas tienen rejas. -respondió Fernando- Pero si vamos al gimnasio tenemos una segunda salida de emergencia, creo que es nuestra única oportunidad de salir, creo.

-Pues vale, vamos allí. -dijo Yuan.

Los tres jóvenes se apresuraron para llegar cuanto antes al gimnasio. No estaba muy lejos, pero los tres amigos notaron cierta intranquilidad, de algún modo presentían que algo malo iba a suceder, lo confirmó un mensaje escrito en pintura roja en la puerta. Fernando pensó que era sangre, pero pensó que no era posible. El mensaje escrito sobre la puerta que daba paso al gimnasio decía: "sabes que tienes que hacer si sobrevives. Firmado: estrella sangrienta". Cuando lo leyó, Fernando retrocedió tres pasos alejándose de las puerta. No podía creerlo, ¿Quién habría escrito eso? Quiso salir corriendo de sobre sus pasos, pero supo que no servía de nada, no había salida en ninguna otra parte.

-¡Qué joder!...

-Así que sabes algo de esa cosa...-dijo Shane al fin. Nunca jamás se había dado un caso así, en el que la estrella sangrienta dejaba mensajes a la gente. Por un lado era terrorífico, por otro emocionante, como la bajada por la cuesta en aquel verano.

Ratita, un simpático pikachu olvidadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora