4.El techo

95 11 4
                                    

Pasaron varios minutos antes de que una luz iluminara aquel pasillo de repente y apareciera una figura extraña. El terror entre los dos amigos era mucho, pero agradecieron mucho ver algo. El pikachu terminó su abrazo y Fernando se giró y descubrió qué era aquello que empapaba aquel cojín y la parte de atrás de la camisa de su pijama: espesa y oscura sangre...había dejado un rastro desde la habitación hasta la parte del pasillo en la que estaban.

—NO QUIERES QUE LE PASE NADA MALO...JAJAJA —dijo una voz grave que retumbaba con un extraño eco por toda la casa— ESTO VA A SER DIVERTIDO...

—¿Quien eres? —preguntó Fernando

El pikachu se desplomó hacia el suelo, ardía de dolor y la sangre brotaba de su garganta de manera que le dificultaba la respiración. Sus ojos brillaban ante aquella luz, pero ninguna lágrima amenazaba con hacerse visible fuera, en sus mofletes dos chispas estallaron por un segundo.

—¡Ratitaaaa! —acogió al moribundo pokemon en sus brazos y él si que comenzó a llorar— Seas quien seas deten esto.

—Pikagarg —vomitaba sangre cada vez que intentaba decir algo.

—EN FIN. SOY CONOCIDO POR MUCHOS NOMBRES, PERO ME PODEIS LLAMAR ESTRELLA SANGRIENTA O ESTRELLA DE LA MUERTE.

—Entonces deja de hacerle daño...

—¿QUIÉN TE HA DICHO QUE SOY YO EL RESPONSABLE DE LO QUE LE SUCEDE? —dijo con un tono socarrón— LOS JOVENES DE HOY EN DÍA CULPAN SIEMPRE A LOS DEMÁS DE LO QUE LES PASA.

—¿Entonces quien es el responsable?

—PUES...ESTÁ BIEN, PUEDES CULPARME. LO CIERTO ES QUE SOY YO QUIEN ESTÁ DETRÁS DE TODO ESTO. CADA X TIEMPO ME LLEVO A ALGUIEN, OSEA, QUE LO MATO...Y EN ESTA OCASIÓN LE TOCÓ A ESE POKEMON.

Fernando se enfureció. Ratita estaba somnoliento, pero luchaba por no dormirse debido al miedo de no despertar. Deseaba vivir.

—Pues entonces será mejor que mejore, o de lo contrario te aseguro que morirás.

—QUE AMENAZADOR, PERO YO NO PUEDO MORIR...LO SIENTO. —dijo— PERO PARA HACERLO MÁS DIVERTIDO PODRÍAMOS HACER ALGO DISTINTO. ESTOY SEGURO DE QUE MI "SUPERIOR" NO LE VA A MOLESTAR EN ABSOLUTO...

—Tu superior eh...¿Y que pretendes hacer?

—DIGAMOS QUE SI NO QUIERES QUE LO MATE YO, VAS A TENER QUE MATARLO TÚ.

—¿Y si me niego?

—SI NO LO HACES, SERÁS TÚ A QUIEN ME LLEVE, ASÍ DE FÁCIL. PERO NO ES NECESARIO QUE LO HAGAS AHORA.

—¿Por qué?

—PORQUE NO ES DIVERTIDO, TIENES TIEMPO HASTA EL DÍA ANTES DE TU DECIMOCTAVO ANIVERSARIO, PERO SOLO SI CONSIGUES SEGUIR CON VIDA HASTA ESA FECHA. ¿ENTIENDES?

—No.

—NO ERES MUY LISTO. YO PODRÍA METERTE EN UNA TRAMPA ANTES DE LA FECHA INDICADA, DE HECHO LO HARÉ, Y SI EN UNA DE ESAS "TRAMPAS" MUERES, ENTONCES LOS DOS MORIREIS. SI NO LO MATAS Y SOBREVIVES HASTA ESA FECHA Y JUSTO EN ESE DÍA MUERES, EL PIKACHU SE SALVA. Y TEN EN CUENTA QUE CUANTO ANTES MATES AL PIKACHU, ANTES TE OLVIDAS Y TE ASEGURAS DE QUE SIGUES VIVO...¿LO HAS ENTENDIDO AHORA?

—¿Y que tenemos que hacer para vivir los dos?

—NADA, NO PODEIS VIVIR LOS DOS; MI SUPERIOR NO ME LO ADMITIRIA.

—Pero...

—NO SE ADMITEN MÁS PREGUNTAS.

—¿Y tu superior? ¿Quién es?

—HE DICHO QUE NO SE ADMITEN MÁS PREGUNTAS.

La luz amarillenta se esfumó y todo volvió a la oscuridad de la noche. Fernando subió el interruptor del pasillo, hizo CLICK y la luz se encendió. Recordó que tenía a Ratita entre sus brazos, y ya no estaba. Miró a su alrededor sin encontrarlo, no lo veía, así que fue a su habitación y encendió la luz de allí. CLICK, la luz se encendió sin problemas. Una vez más buscó y lo halló en la cama, echado entre su cojín y la almohada. Estaba dormido y sano y salvo.

—Puff. Aquí estás, me había asustado. —tras decir esto, se tumbó en la cama junto al pikachu y se arropó

La almohada estaba algo doblada por el centro, por lo que quedaba un enorme bulto a la mitad, lo que le incomodaba bastante. No obstante, le dio igual, porque Ratita estaba utilizando el espacio aquel...

***

Los siguientes días fueron muy tranquilos, afortunadamente aquello que sucedió el viernes parecía una mera pesadilla. No tenía necesidad de darle más vueltas al asunto. Todavía seguía alterado por la imagen de Ratita ahogándose en sangre, y por algún motivo tenía un miedo con las características de una lapa, que se adhiere y cuesta de sacar...

El sábado por la mañana desayunó en la cafetería "Las mañanas" junto a su hermano Eric. Él siempre lo sacaba a tomar algo o a pasear, sobretodo a pasear. El local de la cafetería no era demasiado agradable, porque la pintura se picó por algunas zonas y el techo no era blanco, era de un color mostaza como las paredes, solo que más claro. La gente, eso sí, era amable y familiar. Lo uno compensaba lo otro. Y los cafés no estaban nada mal. Pero aquella mañana soleada nadie había pisado aún el local a excepción de ellos, los dos hermanos. Eric tenía 17 años, y Fernando, más o menos, 5 años menos que él, tenía 12 casi 13 Fernando odiaba las edades, porque a él no le dejaban hacer casi nada y a su hermano sí. Para él lo que importaba era la madurez que se tenía, eso lo dijo antes Eliany, que alegó que ella no debía asistir a clase porque en el interior era una chica adulta. Además de odiar las edades, odiaba las cosas demasiado infantiles,como los dibujos que dan por la tarde en los que te enseñan a contar hasta diez; prefería mil pares de veces una pelicula de terror, aunque después le diera miedo y le produjera pesadillas.

Durante el desayuno (una pasta y un zumo de uva y piña para Fernando, y un café solo para Eric) hablaron sobre un viaje pokemon, era muy importante para Eric emprender un viaje, a Fernando también le gustaría ir.

—Dejame ir contigo, por favor —pidió Fernando con cara de pikachu degollado.

—Uf, a ver como te explico esto.... —Eric se detuvo un segundo y dio un sorbo al café— Solo puedes ir si mamá y papá te dejan. Pero no tienes por qué convencer a papá, solo a mamá.

—¿Por qué a papá no?

—Eres demasiado joven para entenderlo. Es mejor que no lo sepas.

Fernando se enfadó y se puso de morritos.

—¡Odio que me digan eso!

—Entiendelo, eres solo un crío...y no es algo fácil de entender ni siquiera para los mayores —sonrió.

—Sé más cosas de las que piensas.

—Jaja, me lo imagino ¿Como qué?

El rostro de Fernando se enrojeció con cierta agrsividad y fue incapaz de dar una respuesta, él sabía que lo sabía, pero era incapaz de decirlo en voz alta, le daba demasiada vergüenza.

—En fin, terminante eso y vamos a buscar a pikachu para ir al parque. —dijo el hermano mayor.

—Se llama Ratita, no Pikachu.

—Vaya, menudo nombre que le has puesto —soltó una carcajada— No es qué esté no me guste, pero creo que le has podido poner un mote un poco mejor.

—A mi me gusta ese.

—Vale, vale. A mi, ya ves, me da igual. Como si lo llamas sapito. Termina eso y nos vamos.

—No quiero más —dijo Fernando arrastrando la silla en la que estaba sentado hacia atrás. El ruido no le resultó agradable.

—¿Estás seguro? Yo lo veo prácticamente entero.

—Sí, ya estoy.

—Está bien, entonces vámonos...

Ratita, un simpático pikachu olvidadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora