1.- Mi destino eres tu (Supernatural Fanfic)

11.- La enfermedad de Belha

RAEGAN POV

¡Yo lo dije!

Sí, yo lo dije. Cabía una posibilidad de que el Castiel que apareciera fuera el del presente. Y así fue.

Teníamos frente a nosotros a un ángel, el cual, estaba totalmente desconcertado por lo que veía.

-No tenemos mucho tiempo - Dijo Miles – así que te resumiré las cosas angelito

- ¿Qué hago aquí? ¿Quiénes son ustedes? - volvió a preguntar por milésima vez el ángel Castiel -

- Vengo del futuro. Y necesito que me lleves de regreso a mi año - Miles quería regresar por Castiel, ya que él estaba seguro que había regresado al futuro.

- No puedo hacer eso - dijo con seriedad el Castiel del presente

- entonces dime en donde puedo encontrarla - la voz de Miles sonaba desesperada. Lo entendía.

- ¿Y porque? - 

- ¿Porque tú eres su ángel de la guarda? - contesto Sam. Era la primera vez que hablaba

- porque es tu trabajo estar a su lado, para que nada malo le pase. Y como en un futuro no lograras realizar tu trabajo bien, se lo debes. Por tu culpa está enferma - grito Miles con mucho odio hacia el ángel.

Belha POV

- ¿Enserio esta es tu casa? - pregunte por milésima vez a ese demonio llamado Crowley.

Se preguntaran como logramos salir. Muy sencillo. Darkar había puesto símbolos anti ángeles por todo el lugar donde me tenía, para asegurarse de que mi querido ángel de la guarda no pudiera rescatarme.

Con lo que no contó fue que, Crowley había escuchado ya rumores de las cosas que Darkar quería hacer. Por lo que no era su fan número uno. Así que decidió ayudarme.

En la última fase de su explicación no lograba entender bien las cosas. ¿Porque quería ayudarme? ¿Que obtenía yo? ¿O incluso él?

- Por milésima vez, sí. Es mi casa – contesto mientras tomaba asiento en un sofá color café que tenía distintos diseños en él.

-¿Y en que se supone que te ganas la vida para mantener una casa de este tamaño? - bien, en sí, no era una casa, más bien, una mansión. Sabía que no necesitaba trabajar, vamos, era un demonio.

- No te daré el discurso que cualquiera te daría. Las cosas chuecas que he hecho a lo largo de mi vida han creado esta preciosidad. Así como unas cuatro o cinco más en otro lado del continente y en diferentes ciudades. Así como las incontables cuentas bancarias con millones y millones de dinero en ellas – que sincero

- Qué sinceridad la tuya.  No todos tienen el privilegio de poseer esa sinceridad, felicidades. - dije en tono de burla.

- Bien – dio un pequeño aplauso, y al instante, un joven con un aspecto desagradable llego a un lado de el – tráeme un trago de whisky ¿Y para la señorita?

Alzo una ceja hacia mí, indicando que le diera al joven el nombre de lo que quería tomar.

- quiero una coca cola, una hamburguesa doble con queso y tocino, un pie (Pay), una botella agua, un cambio de ropa para poder darme una larga ducha y por favor, dile aquí a tu jefe presente que te pague el cirujano, cariño - dije sentándome en un sillón individual. Al acabar de pedirle al joven lo que quería, tome una gran bocada de aire.