diez;

2.2K 311 38
                                    

—Apuntado—Sonríe coquetamente a la mujer rubia. Wynona rueda sus ojos y pisa discretamente al castaño con fuerza.

Jason ahoga un grito y solo sonríe antes de despedirse de la atractiva mujer.

—¿Por qué hiciste eso?

—¿Crees que no se lo que haces idiota?—Wynona se cruza de brazos con cuidado para no lastimar sus casi recuperados dedos— ¡Estás usándome!

—¡No lo hago, elfa!

—Habló el gigantón—Se burla y frunce el ceño—Llevas dos días seguidos obligándome a venir a este parque ¡Para conseguir números de mujeres extrañas! ¡Solo porque dices que somos hermanos! No se quien es más ciega, si yo sin mis lentes o esas mujeres engañadas.

—¿Obligada? ¡Yo no te he obligado! Tu aceptaste esos veinte dólares—Expone acomodándose el cabello—Además, ¿Por qué estás tan molesta?

—Esa era la madre de un amigo—Bufa

—¿Amigo?—Jason rasca su nuca con nerviosismo y sonríe—¿Tiene un hijo?

—¿Te golpearon de niño? Eso dije

—Muy bien enana, creo que nuestra excursión al parque se acabó. Vamos a almorzar.

—Déjame adivinar, ¿Al restaurante de mi prima?—Jason asiente con una sonrisa.

—Obvio.

•••


—Tonta pajilla—Bufa Wynona tratando de ingresar el carrizo al agujero de su jugo.

Debido a que las heridas de sus dedos empezaban a sanar, su abuela había decidido que ya era hora de regresar al colegio.

Para su gran sorpresa, muchas personas la habían saludado y preguntado como estaba. Podía asegurar que sólo conocía a unas 10 personas de ochenta personas que se acercaron a ella.

—Estúpidos yesos—Gruñe soltando el pequeño tuvo metálico, a su lado se escucha una risa.

Wynona duda en girar, escuchar risa solo le recordaba al Joker, si, la castaña había empezado a tener pesadillas con el payaso de cajeta.

—¿Necesitas ayuda?—pregunta.

Wynona traga saliva al no reconocer a la mujer junto a ella, no podía negar que era hermosa; aunque su cara se le hacía conocida no podía recordar a quién.

—No, está bien. No quiero molestarla

La mujer niega y toma la pajilla ágilmente para insertarla en el agujero del vaso—Aquí tienes—Señala con una sonrisa.

Las mejillas de Wynona se tiñen rosadas por la vergüenza, realmente odiaba ser una inútil por no acostumbrarse a sus yesos.

—Gracias—La mujer asiente y la observa con curiosidad, incomodando a Wynona—¿Es ust.. usted la madre de algún alumno o nueva profesora?

—Mi hijo estudia aquí—Responde apoyando su codo sobre la mesa—¿Cómo te llamas, niña?

—Wynona Riddle—Responde. Ahora estaba considerando haberle revelado su identidad a una completa desconocida pero vamos, el loco más loco de Gotham sabía quién era ella—¿Y usted?

—Dejemos el formalismo—Sonríe acomodándose su cabello—Soy...

—¡Wynona!—Escuchan.

Ambas chicas se voltean para encontrar al autor de esa voz, Wynona ve de reojo como la sonrisa de la mujer se ensancha más, ¿Acaso ellos se conocían?

—Damian—Llama Wynona confundida—¿Estás bien?

—Jason vino por ti.

—¿Por mi? Creí que iríamos a ya sabes donde juntos—recuerda y Damian niega.

—Tengo que quedarme. Padre vendrá por mi hoy—Wynona frunce el ceño.

—Pero...

—¿Confías en mi?—La pregunta desorientó a las mujeres, la menor asiente sin con obviedad—Entonces ve—ordena.

Sin más remedio, Wynona toma su mochila y la pone en su espalda con la ayuda del pelinegro, bajo la atenta mirada de la adulta. Cuando la castaña estaba por irse, sonríe hacía los presentes como despedida.

—¿Qué haces aquí?—pregunta con enojo.

—¿Esa es la forma de tratar a la mujer que te  trajo al mundo?

—Desapareciste por mucho tiempo, madre. Discúlpame si estoy sorprendido de verte aquí, hablando con una alumna.

—¿Alumna?—se burla— ¿Por qué ha de creer eso, Damian? Después de todo eres mi sangre. Conozco todo de ti—Sonríe erizando al pelinegro—Quién diría que mi pequeño hijo le importaría alguien más que él mismo.

—Prométeme que no vas a tocarla—Talia niega y toca su pecho indignada.

—¿Por qué crees eso de mi? ¿Como herir a una niña tan adorable como ella?

—Si le haces daño—Amenaza pero es interrumpido por su madre.

—Oh—ríe—yo no—Estira su mano para tocar la mejilla de su hijo—Pero tu si, hijo.

—Oh—ríe—yo no—Estira su mano para tocar la mejilla de su hijo—Pero tu si, hijo

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
LATCHᴰᴬᴹᴵᴬᴺ ᵂᴬᵞᴺᴱ Where stories live. Discover now