11. Preguntas sin respuesta

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Capítulo 11

Hace aproximadamente cuatro años fui víctima de una situación parecida a la que viví hace unos minutos en el pasillo oscuro y frío en donde se encuentra "detención". En ese tiempo tenía doce años y recuerdo que saliendo de la escuela Tess y yo pasamos por el colegio para ver a Ander y Adrián,  ellos en ese momento cursaban el segundo año del colegio (octavo grado) pero después de muchos problemas ellos se salieron y cuando nosotras dos ingresamos al colegio ellos decidieron volver a estudiar.

Ese día recuerdo que Tess y yo estábamos afuera esperándolos y como no aparecían decidimos entrar para buscarlos —eso sí, tuvimos que evadir el guarda de la entrada— Nosotras nos separamos por un instante y yo entre al baño a orinar. Después de salir del cubículo de servicio, de repente apareció Axel, un compañero de mi hermano que yo ya conocía, ya que siempre pasaba diciendo que yo le gustaba. Él me observó muy extraño y de manera imprevista se fue encima mío, me quitó la blusa y la enagua (el uniforme de la escuela) de una manera muy bestia.

Empezó a tocarme bruscamente, mi garganta estaba seca de tanto que gritaba hasta que alguien por fin me escucho. Ander entró y al ver a Axel encima de mí su cara cambio completamente a una llena de furia. No se contuvo al golpearlo y a los pocos segundos llegó mi hermano y entre los dos lo iban a matar. Si la directora no llega justo a tiempo una terrible desgracia hubiera ocurrido.

Después de ese horrible acontecimiento, Axel se fue del pueblo y nunca más lo volví a ver.

—¿Taimy estás bien? —la voz de Luna me hace salir de mis pensamientos.

—Si ya salgo —me limpió un poco las lágrimas.

Me sentía tan asqueada por la manera en la que ese tipo había besado mi cuello.

Me seco todo mi cuerpo con una toalla y seguidamente me visto. Salgo del baño y camino hasta mi cama para sentarme. Aún estoy un poco angustiada por todo lo sucedido.

Las chicas se acercan a mí y detallo sus rostros preocupados.

—¿Cómo te sientes? —Sam se sienta a mi lado y frota mi espalda suavemente.

—Todavía me siento un poco mal —entrelazó mis manos y juego con mis dedos—. Amm... yo... ya había pasado por una situación parecida, de no ser por Damián quien sabe que... —mi voz se quebró, no pude continuar y mis ojos se empezaron a empañar por las lágrimas.

—¿Alguien más te había lastimado? —me pregunta Luna con una mirada triste arrodillándose frente a mí.

Yo asiento mientras me limpió los ojos.

Le dije a las chicas lo que anteriormente comente, lo sucedido hace cuatros años. Emily ni siquiera se sorprendió, ya que ella sabía toda esa historia porque cuando eso pasó ella aún vivía en el pueblo y asistía conmigo a la escuela.

—¡Es un maldito! —expresa Luna entre dientes con rabia.

—Lamentó muchísimo que hayas tenido que vivir otra experiencia igual —Sam agarra mis manos—. ¡Uy! Es que te juro que deseo patearle el trasero al estúpido de Dylan —se levanta de la cama de un solo golpe y pasa sus manos por su frente.

—Con la golpiza que le proporcionó Damián, no creo que vuelva a molestarte —dice Emily.

La campana suena y Sam manifiesta que es la hora de ir a la lavandería, así que busco mi ropa sucia, la meto en la canasta y nos vamos.

Cuando llegamos no se encontraba ni una sola persona y así era mejor.

Me posicionó frente a una lavadora y colocó la ropa dentro. Después de varios minutos con las prendas ya escurridas las meto en un aparato que seca a la perfección y la ropa sale planchada. Algo súper genial.

Sangre Heredera [#1] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora