33. Ya no eres mi guardián

2.1K 180 4
                                    

Capítulo 33

~Taimy Johnson~

No sé cuánto tiempo llevo atrapada, pero si lo suficiente para que mi cuerpo esté temblando del frío y por más que me abrazo a mí misma para controlarlo es imposible, me estoy congelando.

No puedo creer que siendo una Sangre Heredera no sea lo suficientemente capaz de utilizar mi poder elegido y hallar la maldita forma de salir de aquí.

Necesito que mi don se manifieste de una maldita vez. Estoy frustrada y con mis nervios alterados a tope.

De pronto, escuchó unos pequeños pequeños pasos a mi alrededor y al alzar mi mirada determinó unos pequeños hombrecitos de una estatura muy pequeña y se colocan alrededor de la enredadera. Sé que son duendes por su aspecto, sus orejas son puntiagudas, la nariz ancha, ojos grises y tres de ellos tienen una barba pequeña, pero en fin, su rostro es bastante aterrador.

—Que hermosura —habla uno de ellos metiendo su mano dentro de la enredadera para tocarme y yo asustada me deslizo para atrás.

—¡Es una humana! —exclama otro de ellos haciendo gesticulaciones de olfateo—. Debemos llevársela a la bruja como pagó, de seguro le gustara —todos empiezan a reír a carcajadas de una manera muy siniestra y ese sonido me provoca terribles escalofríos. Capto que sus dientes son algo perfilados.

—No... me hagan daño... por favor —mi voz suena temblorosa, y mientras más me arrastro para atrás —lejos de su alcance— más me enredo en las cuerdas.

—¿Hacerte daño? —el duende principal, el que parece liderar su grupo, frunce el ceño dándole un vistazo a los otros—. Hacer sufrir a los demás no es nuestro estilo —percibo una sonrisa burlona.

Otro de ellos saca un cuchillo, camina tres pasos, me mira por unos segundos y embozala una sonrisa terrorífica. Me asusto tanto que por impulso comienzo a gritar como loca que por favor alguien me ayude. Mi garganta no tardó en irritarse.

Varias lágrimas caen con abundancia producto de la desesperación.

Me siento tan tonta sopesando esta situación y con un disgusto conmigo misma por no poder hacer nada.

¡Eres una San Heredera Taimy, haz algo de una maldita vez!

El regaño de esa vocesita provoca que se instale una terrible molestia en mí. Y por ello, opto una actitud diferente apartando de raíz todo rastro de miedo y vulnerabilidad y apretó con fuerza las gruesas sogas.

Acto seguido, el cielo se torna aún más oscuro provocando una fuerte lluvia con rayos ¿Qué es esto?, ¿Qué clase de clima es este? Los duendes alterados corren de un lado a otro, sin ningún rumbo parecen tontos. En otra situación me hubiera reído, pero en este momento solo deseo salir de esta enmaraña de sogas.

El duende principal nuevamente se aproxima y corta la red aún con su sonrisa aterradora dibujada en su rostro. No, no no... nuevamente una sensación de miedo me invade y me atrapa por completo. Me abrazo de las piernas y entierro mi cabeza dentro de mis rodillas y con tristeza dejó salir las lágrimas que se van acumulando en mis ojos.

Qué estúpida fui, no debí alejarme del Instituto y mucho menos por un camino el cual no conocía.

Es que tú no aprendes Taimy.

Levanto mi cabeza un poco y echo un vistazo al frente y me topo con el horroroso duende quien me mira expectante. Determinó el cuchillo en su mano y me doy cuenta de que ha logrado su propósito, cortar gran parte de la enredadera. Él estira sus manos hacia adentro para atraparme, pero yo trato de esquivarlo haciendo varios movimientos para que no me saque.

Sangre Heredera [#1] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora