6

86 11 7
                                    


10 de febrero, 2021

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

10 de febrero, 2021


No sabría explicar si mi cuerpo se encuentra paralizado, con la frente llena de sudor y la respiración acelerada, por la abrupta manera en la que fui despertada a causa de un golpe proveniente de la planta baja o, por la pesadilla en la que me encontraba antes de ser espabilada.

Solo sé que mi mente está a poco de estallar. Mi cuerpo a pasos de morir y mi aliento a segundos de disminuir.

Como pude, logré sentarme en la cama con intención de tranquilizar mis dramáticos latidos, sin embargo, cuando logro hacer que lleguen a un ritmo normal, otro golpe – que me tomó desprevenida – hizo que mi pobre corazón volviera a aumentar su bombeo de un modo casi preocupante.

Por la hora y los ruidos, supuse que unos ladrones habían entrado, sin embargo, no fue así ya que, luego de coger una falsa valentía, me dispuse a abrí la puerta de mi habitación con intención de ver qué demonios ocurría, de modo que, logré divisar a mi tío discutiendo con otra persona.

- Desde el inicio te dije que no me involucraras en esto ¡Te lo dije, carajo!

- ¡Ay, por favor! ¿Ahora me vas a venir con esa mierda de que eres un ciudadano ejemplar? – escupe mi tío con una irónica risa – Ambos estamos perfectamente claros de nuestras fechorías, así que no te hagas el inocente en este momento.

- No, Esteban. Está vez es diferente – inquiere una voz desconocida – ¿Es que acaso no lo ves? ¡Podríamos ir a la cárcel, maldición!

- ¿De verdad tienes tan poca fe en mí? – responde mi tío acercándose lentamente a su contrincante en un gesto de amenaza – No soy idiota, sé lo que hago, así tranquilízate y confía.

El sujeto desconocido no emite alguna respuesta por lo que Esteban culmina la conversación alejándose de él para ir en dirección a su despacho, sin embargo, segundos después, luego de meditar sus palabras, el hombre enfrentó a mi tío diciendo:

- No puedo, lo siento. Está vez me retiro de la jugaba – susurra el hombre levantando la mirada – No cuentes conmigo para esta.

El macabro de mi tío detuvo su paso para luego voltear lentamente hacia él – Cuidado con lo que dices, amigo. Ya sabes cuan peligroso es decir algo de lo que después te puedes arrepentir.

- No me arrepentiré – contraataca este sin titubear – No quiero saber nada de esto, ni de lo que harás, ¿de acuerdo?

- Sabes lo que eso significa, ¿verdad? – cuestiona mi tío frunciendo sus labios en un gesto de falsa pena – Porque estás conmigo, o no lo estás.

No soy experta ni nada, pero eso suena a amenaza. Además, conozco perfectamente a mi tío y sé como exactitud que aquellas palabras ocultan una verdad muy peligrosa.

Enigma ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora