2

135 20 31
                                    


23 de enero, 2021

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

23 de enero, 2021


Aquella madrugada cuando llegué a casa, todo se encontraba oscuro, desolado y tranquilo como si no hubiese ocasionado un caos hace un par de horas.

Creí que me encontraría a Esteban esperándome sentado en su sillón con un vaso de licor en sus manos dispuesto a soltar su verdadera naturaleza contra mí, sin embargo, al observar la soledad del lugar sentí un aire de alivio y hasta de tranquilidad.

Me quedé quieta por un instante en la puerta viendo cada pasillo, esquina y sillones del recibidor con la esperanza de que él no apareciese entre las sombras como si de un espectro se tratase, pero como no encontré ninguna amenaza, caminé con sigilo por el porcelanato hasta subir las escaleras de espirar y entrar en mi habitación.

Apenas cerré la puerta, me permití soltar un leve suspiro mientras cerraba mis ojos por unos pequeños segundos para tratar de convencerme de que mi show de hoy no había sido para tanto, sin embargo, todos los indicadores de problemas me señalaban que esta vez sí que había metido la pata bien a fondo y lo más seguro es que Esteban no permitirá colar mi imprudencia por debajo de la mesa con facilidad.

Luego de cambiarme de ropa, en serio traté de dormir.

De verdad que había tratado.

Pero tenía miedo que la perilla de mi puerta se moviera o que mis pesadillas nocturnas regresaran.

Sin embargo, como todas las noches, fingí que mi valor era más fuerte que mis miedos, de modo tal que dejé mis temores a un lado. Cerré mis ojos una y otra vez. Rodeé por la cama. Conté números en mi cabeza de atrás en adelante. Revisé mi celular. Me cubrí con el edredón, pero nada hizo que pudiese conciliar el sueño, estuve de ese modo hasta que supe que había pasado otra noche sin dormir cuando vi el sol asomarse por el gran ventanal de mi habitación dándome la bienvenida a otro día.

Señor Sol Solecito, ¿por casualidad usted podría esconderse por otro par de horas para que yo pueda dormir aunque sea un ratito? ¿Si, por favor? ¿O es mucho pedir?

Negando para mis adentros, me removí con suma pereza, fastidio y pesar, para luego levantar mi agotado cuerpo de la cama hacia la ducha en un intento de avispar mis sentidos.

Y menos mal que estaba más despierta que un recién nacido a las tres de la madrugada porque justo cuando mis cálidos pies tocaron la alfombra de mi habitación, escuché a la persona más irritante del mundo.

Una con la que lamentablemente comparto el apellido y el ADN.

- ¡Cucaracha peluda! – exclama una chillona voz que proviene de mi molesta prima desde el otro lado de la puerta – ¡Levántate, holgazana! – agrega entrando a mi habitación como perro sin dueño.

- Espero que tu manera tan especial de levantarme tenga un buen motivo si no quieres que mañana tu shampoo contenga crema para depilar – especté con fastidio restregando mi rostro con desdén.

Enigma ©Where stories live. Discover now