Capítulo 12: DECISIONES DIFÍCILES

204 16 4
                                    


La idea de Caleb era hablar con Andrés y Nicole la misma tarde que intercambió palabras con el rey Ghorag, pero siempre que iba a visitarlos estaban con sus Réptels. Sin darse cuenta habían pasado días antes de que tuviera el suficiente acercamiento directo y durante todo ese tiempo pudo ver cosas sorprendentes.

Tal como lo había sospechado, Kroc no había intentado intimidar y hacerle daño a Nicole. En vez de eso, el Réptel había traído alguna de las pociones curativas de Rorark y le había curado las heridas casi al instante, aparte le dio de beber la poción con la que podrían comunicarse, por lo que ella ya no escuchaba rugidos sino palabras. Caleb dio un suspiro de alivio y en varios momentos de dejó ver por su compañera, pero aún no encontraba la oportunidad de hablarle.

Luego iba a la casa de Irina. Así fue como conoció a Nysa, la hermana menor de Irina, y con la que parecía ser la única a la que no hablaba con ese tono despectivo que ya se le hacía costumbre que le hablara a él. Eso le sorprendió y también le apenó. La joven Nysa yacía todo el día en la hamaca, respirando lentamente y tosiendo, pero sin abrir los ojos. A su lado siempre estaba Andrés, quien estaba desconcertado por lo ocurrido, a pesar de que inesperadamente, para Caleb, Irina le había hecho beber la pócima para que se entiendan; cabe mencionar que esto nunca lo presenció, tan solo lo supuso al verlos discutir entre sí una vez. Andrés tenía la interminable tarea de alimentar y cuidar a Nysa en lo que Irina estaba afuera. Para que no se escape, ella le había encerrado en su casa con cadenas y tapado todos los posibles lugares por donde escaparía. Cuando volvía, Irina examinaba con detenimiento a su hermana y tan solo miraba a Andrés fijamente al darse cuenta de que había hecho un buen trabajo. ¿Sería acaso esa su forma de agradecer? ¿O solo estaba decepcionada de no encontrar un error y así tener motivos para descargar toda su furia sobre él?

Los pensamientos de Caleb eran fugaces, y la impaciencia no le dejaba tranquilo. Quería respuestas en cuanto a su hermana y las quería lo más pronto posible.

Esa tarde, luego de volver a visitar las casas de Kroc e Irina y de comprobar que todo estaba bien con sus amigos, se encontraba sobre el regazo de Liza, mirando el atardecer. Caleb no podía quejarse del trato que ella le daba cada vez que lo tenía cerca, sin lugar a dudas era muy amorosa e imaginó la clase de envidia que tendría Andrés; aunque si lo pensaba no habría motivos para tenerle envidia.

—¿Está todo bien, pequeño humano? —preguntó Liza inclinando la cabeza hasta entrar dentro del campo de visión de Caleb y sonreírle.

Caleb volteó hacia ella y le devolvió la sonrisa.

—Sí —asintió.

—¿Seguro? —insistió la Réptel arqueando las cejas; tal vez era de otro planeta, pero tenía la clásica intuición femenina.

—Bastante seguro —reafirmó el chico.

Liza hizo una mueca y desvió la mirada hacia el atardecer, sostuvo a Caleb del hombro como si se le fuera a escapar y emitió un ronroneo.

No podía dejar que lo supiera. Nadie lo sabía hasta ahora. Solo él. Esa noche iba a ser el festival de los Dioses de Réptel y la gente se iba a reunir en el centro, lo que daba la oportunidad a Caleb de liberar a sus compañeros y emprender la búsqueda de su hermana y su padre. Había esperado esto desde ayer, desde que se enteró por parte de Thalía, y maquinado un plan que iba a empezar en un par de horas.

Desde el balcón podía ver a los diminutos Réptels haciendo los preparativos para el festival, parecía que iba a ser algo muy divertido con juegos y música de la cultura y en su interior deseaba ser testigo (Tal vez para saciar su curiosidad de reportero) pero por obvias razones se lo tenía que perder. Liza le había pedido ir, pero él se negó con la excusa de que habría demasiados Réptels y tenía miedo de que en medio del festejo acabase aplastado. Por supuesto que Liza se tragó esa mentira, era completamente lógica. Sin embargo, a Caleb le dolió tener que mentirle. No podía ni imaginar la cara de decepción que pondría ella al enterarse de su traición. ¿Cómo podría hacerlo? La primera Réptel que lo había acogido con seguridad y le había entregado todo su cariño no se merecía eso. Quería decirle, pero no podía, ella sería capaz de detenerlo o incluso podía despertar un instinto posesivo por su parte que desvelaría su verdadera cara.

LA TIERRA DE LOS RÉPTELSWhere stories live. Discover now