¡Zeus! Que sonrisa más perfecta tiene. Creo que tengo un crush con él. De hecho, tengo un enorme crush con él... y sólo parece aumentar.

Simplemente no consigo apartar mis ojos de él.

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Estamos de vuelta en la casa de sus padres, caminamos lado a lado en silencio. En el interior el único ruido que se escucha es el de la televisión, miro a la sala y veo a los gemelos acostados en el regazo de Emiliano. Remedios no está aquí, pero no sé si quiero saber dónde está. Si ella molestara a Alex, prefiero que esté lo más lejos posible.

—¿Quieres descansar?— me saca de mis pensamientos Alex.

—Un poco— admito porque es verdad, me siento cansada, tanto por la comida, por caminar y después toda la descarga de emociones que tuve con el baile y los besos que intercambie con Alex. Sólo necesito dormir unas pocas horas y despertare renovada.

Vamos a subir entonces, te mostrare tu habitación— subo con él, caminamos en silencio hasta parar frente a la tercera puerta a la izquierda del largo pasillo —Aquí, estaré en el cuarto de enfrente y los chicos se pueden quedar contigo o conmigo, como desees— me encanta que siempre pide mi opinión, no me cansare de que lo haga.

—Podemos turnarnos— sugiero y él sonríe asintiendo con la cabeza.

Nos miramos durante algunos segundos, no necesitamos decir nada. Si antes su presencia me hacía sentir incomoda, hoy me hace sentir segura. Rivera me trasmite una seguridad inmensa, a su lado me siento protegida. Es increíble lo que causa en mí.

Entonces, iré abajo... Si quieres tomar un baño, siéntete cómoda, ¿está bien?— asiento.

—Está bien— digo y él sonríe, tiene una hermosa sonrisa, no me cansare de decirlo.

—Y... — él aprieta los labios y cierra los ojos durante unos segundos, cuando vuelve a abrirlos son brillantes, intensos. Alex toma mi rostro suavemente, se aproxima a mi boca con cautela, como si estuviera listo en caso de que lo rechazara. Cuando me besa, succiono su labio inferior con calma, poco a poco. Gimo en su boca, Rivera presiona sus dedos en mi mandíbula y sella nuestros labios —Descansa, amor— susurra sonriendo.

Sonrío de la misma manera y veo como se aleja, escucho sus pasos alejándose, mientras yo continúo ahí, parada. Llevo mis dedos a mi boca, toco mis labios, sintiendo una sensación de hormigueo.

Oh, Alejandro León Rivera... ¿Qué estás haciendo conmigo?

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Quédate conmigo...

Muéstrame que me mereces, Lucía.

¿Conoces aquella sensación de soñar que estás cayendo? Así es como me siento. Mi respiración es descompasada, siento el sudor por todo mi cuerpo, la blusa que traigo puesta se me pega en mi piel cada vez que respiro para recuperar el aliento. Trago en seco, miro a mi alrededor... Todo está oscuro, todavía estoy en la casa de los padres de Alex y no hay nadie aquí.

—¡Malditas pesadillas!— murmuro para mí y me vuelvo a acostar en la cama, miro al techo forrado de madera.

En el centro una lámpara de araña me llama la atención, me distraigo mirándola, vuelvo a la realidad cuando escucho el clic de la puerta, seguido de un crujido. Levanto el cuello para ver quién es, no consigo ver a la primera, me estiro un poco más y luego veo a Chris entrar a la habitación lentamente, como si no quisieran llamar la atención.

Todavía no se da cuenta de que estoy despierta, entonces veo a Alex entrar junto a Christo a la habitación, ellos hacen lo mismo que Chris y se quedan en silencio. ¿Qué diablos están planeando?

Quiero recordarte (Luciale)Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin