El chico que había irrumpido en su apartamento al parecer era policía o algo así, porque con una sola llamada una patrulla llegó y se llevó a su agresor.
— ¿Suele tratarte así?
Y ahora estaban interrogando a Jisung, ya que necesitaban información sobre la agresión.
— Sí pero...— se aclaró la garganta.— Sí.
Chan asintió, apuntando algunas otras cosas en su cuaderno.
— Tienes suerte de que pasé por aquí. Estará en una celda durante unos días, sin denuncia no puedo hacer nada, y parece que tú no quieres denunciar.— suspiró, agotado. Había estado hablando con Jisung cerca de media hora sobre porqué debería denunciar, pero el chico se negaba totalmente.— Sabes, al menos podrías poner una orden de alejamiento.
Han negó, encogiéndose en su sitio. El agente asintió nuevamente, decidiendo irse ya de allí ya que no iba a ganar nada discutiendo con el chiquillo.
— Aquí tienes mi número, por si decides cambiar de opinión.
[...]
Jisung miraba el papel indiferente entre sus dedos, sin saber qué hacer. Estaba más que harto de la situación, sabiendo que eso no estaba bien, que no sentía nada por Jay después de todo lo que había hecho, pero sabía que tampoco podía dejarlo así como así. Podría volver a subir los vídeos, esa vez fueron unas horas, quizá ahora sería para siempre. No podía arriesgarse.
— ¿Minho?¿Has muerto? Responde de una vez.— tiró el teléfono a un lado, con frustración. ¿Dónde estaba ese idiota cuando lo necesitaba?
Golpeó la almohada, levantándose de la cama para hacer las tareas que le faltaban por hacer para entregar aquella tarde.
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— ¿Sabes qué? Déjalo, vete a la mierda.— escuchó otro de los mensajes de voz que le había mandado el menor, encogido en su sitio.
¿Por qué le dolía tanto estar lejos de él? Ni siquiera se veían antes, ¿qué era diferente ahora?¿No llamarse ni hablarse le afectaba de tal manera?
Sabía que estaba haciendo lo mejor para el menor, pero no podía evitar querer ir a abrazarlo cada vez que lo observaba mirar su teléfono con tristeza, incluso casi lo tira todo por la borda cuando vió a Jay ahí, pero de cierta forma le tranquilizó que Chan estuviera por ahí, misteriosamente.
Mientras tanto, en su trabajo parecía que ya no sospechaban de él, lo que era un punto a favor. Intentó buscar información sobre lo ocurrido con Jisung la otra vez, para saber cómo había quedado todo, y no se sorprendió demasiado al ver que el menor se había negado a denunciar.
Observó la imagen del menor en la pantalla, que era lo único que le tranquilizaba esos días. Era como dejar de estar con alguien al que eras adicto, y no entendía muy bien el sentimiento. Se habían hecho muy cercanos en ese lapso de tiempo.
— Lo siento...— murmuró, cerrando el ordenador. Se estaba haciendo daño a sí mismo, ni siquiera sabía qué le hacía daño, pero si eso significaba que el hombre que dañó a Han iría a prisión, él sufriría un poco más con tal de ver al menor feliz.
