— ¿Han Jisung?— la voz del juez resonó el todo el lugar, haciendo que el mencionado se estremeciera de pies a cabeza.— ¿Qué significa esto?
— ¿No es obvio, Señor? Le estaba introduciendo sustancias químicas en su bebida, es normal que así mi cliente se vuelva agresivo por el efecto de aquellas sustancias tan conocidas por todos.
— Silencio, estoy hablando con él. Han Jisung, ¿tiene algo que decir respecto a las imágenes que acabamos de ver en la corte?
Varios susurros empezaron a escucharse por la sala, susurros que cesaron con un martillazo por parte del juez.
— Señor Juez.— Jisung se levantó de su lugar.— Es verdad, le introduje algo en la bebida, pero no es nada que él ya no conozca.— Miró de reojo a Jay, quien se había levantado también.— Jay tiene problemas de ira y debe tomar unas pastillas para ello. Sin embargo, nunca quiso hacerlo porque le parecía que eso era para "locos" Él era completamente consciente de que las necesitaba, y nunca las tomó. Además, señor Juez, su madre era la que me forzaba a dárselas. Ella tenía miedo de que en algún momento su hijo se saliese completamente de control.
La sala volvió a llenarse de murmullos, nuevamente callados por el juez.
— ¿Tiene algo que pruebe lo que está diciendo, Señor Han?
— No aquí, pero puede encontrar pruebas simplemente tomando el historial médico de Jay. Su médico puede confirmarle lo que estoy diciendo.
— ¡No puede usar eso en contra de mi cliente!
— ¡Silencio!— el abogado de Jay se volvió a sentar en su sitio tras intervenir, viendo como el médico tomaba algunos papeles.— Vamos a tener una pausa ahora, les ruego a los presentes que salgan para dejarme hablar con el jurado.
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Minho y Seungmin estaban en uno de los pasillos del gran edificio en el cual se estaba llevando a cabo el juicio. El juez, después de haber hablado con Jisung y Jay, se había encerrado en un cuarto con el resto del jurado. Media hora después llamaron a Jisung y a Jae para entrar en ese cuarto, y desde entonces que no sabían nada del menor.
Los familiares de Jisung se habían tenido que ir, al igual que sus amigos. El público al final también se fue, hartos de esperar. Ahí solo estaban Minho, Seungmin por ser el abogado, y los padres y abogado de Jay.
Cuando la puerta se abrió, todos se levantaron, expectantes para saber la decisión final.
Jisung salía del cuarto, con la cabeza gacha. Minho lo miraba atentamente, temeroso que hubiese pasado algo.
— Ya ha terminado.— murmuró el menor, derrumbándose en los brazos de Minho. Unos segundos después, Jay salía de ahí con las manos esposadas a la espada. Su madre inmediatamente soltó un grito, mientras que el general tomaba su teléfono para realizar una llamada que no llegó a terminar.
