Jisung sonrió, yendo a abrazar a su madre. Hacía mucho tiempo que no visitaba Busan, donde vivía ella.
— Me alegro de que hayas venido, cielo.— dijo, alborotando los cabellos de su pequeño ángel.
Han menor entró a la casa, sintiéndose a salvo por un momento. Park no iba a llamarle, no sin tener móvil. Ya se le ocurriría alguna escusa, quizá incluso podría fingir que se había roto la pierna para no ir con él.
_ ¿Sunggie? Hola, pequeño.— lo saludó su abuelo, dándole dos besos en ambas mejillas.
Allí se sentía querido.
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Pasó el resto del día con su familia. Había ido justo después de la universidad a la estación de tren, así que aún quedaban unas horas para que las tiendas cerrasen. Andaba por las calles, buscando algún centro comercial donde comprarse un nuevo dispositivo.
— Buenos días.— saludó, entrando al gran almacén. Nadie respondió, así que simplemente empezó a mirar los teléfonos, viendo más de uno con las características que necesitaba.
— ¿Necesitas un móvil? Estos nos llegaron hace unos días, los recomiendo muchísimo.— dijo una dependienta apareciendo detrás de él, señalando el teléfono que había llamado su atención.— Si lo compras puedes ganar algo más de la marca, un móvil o un ordenador. No sé muy bien cómo va.
— ¿Enserio?— preguntó, observándolo. Era de muy buenas funciones con muy buen precio, podría incluso comprarse el portátil a juego.
"Será tu ángel de la guarda"
Cogió una unidad y un portátil, yendo después a por los accesorios y ganando un reloj al comprarlos.
Había salido ganando, ¿no?
Volvió a casa de sus padres y entró a su habitación. Aún quedaban dos días para el lunes, ya que era viernes, podría descansar. "Y no ver a Jay"
— Y no ver a Jay...— repitió en voz alta, recordando la advertencia de su "novio". ¿Sería capaz de subir aquello porque no haya ido una noche más?
