- Esa era...?- preguntó Stella viendo a Merlín la cual asiente.

Después de liberar a la vampiresa se dirigieron directamente al reino de Lioness, ya sin ninguna parada sorpresa, al llegar fueron al castillo ya que el rey Baltra había invitado a los pecados y otros caballeros al castillo para una fiesta de ultima hora.

- Para que es esto, Baltra?- preguntó Meliodas

- Ejem- el rey aclaró su garganta- Capitan de los siete pecados capitales. El pecado del dragón de la ira, Meliodas.- se dirigió a el- tengo algo que pedirte. Como rey y como padre- hizo una pausa dramática- Que por favor, te cases con Elizabeth y te vuelvas el nuevo rey!- Meliodas le escupió el vino que estaba bebiendo encima al rey.

Todos se sorprendieron por el pedido excepto los que ya sabían, quienes eran las hijas del rey y el caballero sagrado, Dreyfus.

- No estoy bromeando- hablo el pobre rey mojado de vino por culpa de Meliodas- estoy envejeciendo más y más- explicó- la verdad es que se lo pedí a Margaret y Gilthunder, pero ambos rechazaron, diciendo que no eran aptos para tal trabajo y no puedo contar con Griamore ni Verónica- hizo una pausa- pero te reconocerán como rey. Tienes los logros y la popularidad para probarlo. Que dices, Elizabeth? Puedo confirmar que no tienes objeciones?-

Los pecados agacharon los rostros tristes ya que ellos sabían que eso no sería posible.

- Mm lo siento padre, pero no puedo aceptar tu propuesta- dijo Elizabeth sorprendiendo a Meliodas y el rey- porque me iré al mundo demoniaco con Meliodas

Todos empezaron a gritar sorprendidos por tal revelación incluso Meliodas se encontraba en shock por lo que dijo su amada Elizabeth.

- Tu quieres ir... al mundo demoniaco conmigo?!- le preguntó Meliodas sorprendido.

- Si! Lo he estado pensando por un bien tiempo- le explicó Elizabeth con tranquilidad a Meliodas.

- Sabes que eres humana, verdad?!- le gritó Meliodas preocupado- No puedes ir! Te vas a arrepentir si lo haces!-

- Nunca me arrepentiría- le dijo Elizabeth- estoy determinada- Meliodas se quedó callado con esto.

Al esta terminar Elizabeth junto Stella y Melissa fueron hacia la habitación en el castillo que pertenecía a la Diosa. Elizabeth empezó a preparar lo que necesitaría para ya irse junto a su amado Meliodas.

- Mamá...- Stella llamo la atención de la diosa mientras veía lo que se llevaría su madre - segura de que estarás bien llevando solo una bolsa?- le preguntó

- Sip! No hay problema! Ya que estaré viviendo el mundo demoníaco a partir de ahora. Tengo que aprender cómo funcionan las cosas allá- dijo feliz, tomando a Melissa entre sus brazos, la bebé reía- te extrañare pequeña!- le toca la nariz

- Sabes que estás hablando del mundo demoniaco... cierto? O sea... no te asusta?- le pregunto Stella a su madre mientras tomaba su mechón plateado entre sus dedos.

- Te mentiría si te dijera que no- dijo aún jugando con la bebé.

- Aún así te notas calmada, mamá- le sonrió a su madre- es que eres así- la melancolía se reflejaba en los ojos de Stella.

- Ya la maldición se ha roto, esta es mi última vida como Elizabeth, por lo que la quiero pasar junto a Meliodas- le dijo feliz- aunque... quisiera que también contigo- su sonrisa se redujo un poco- pero tienes que vivir tu vida aquí, junto a Melissa y Ban. Los extrañare, a ustedes, todos los amigos que he hecho... estoy triste por eso- hizo una pequeña pausa- pero en estos momentos, lo que más- es interrumpida por Stella.

- No tienes que darme explicaciones- Stella le sonríe- estoy feliz de que hayas elegido este camino, y aliviada porque se que ambos estarán bien y felices- Stella agacha un poco su rostro- Si me siento triste ya que no podré verlos, pero estarán en mi corazón, soy su hija y eso no cambiará aunque estén ustedes allá y yo aquí- le dijo mientras ambas se abrazan- el tiempo que ambos me dieron lo atesoraré en mi corazón- Stella derrama unas lágrimas aún abrazando a su madre- te extrañare tanto.

- Yo también Stella- le dijo Elizabeth

(...)

- Es este día y por este medio, declaro que el grupo de los siete pecados capitales, se separa- dijo Meliodas frente al portal que lo llevaría junto a Elizabeth al mundo demoniaco.

Era hora de las despedidas.

- Elizabeth!!! Prométeme.... prométeme que vivirás felizmente!- Baltra abrazaba a su hija con fuerza.

- Si padre, te lo prometo- le dijo calladamente.

- Vaya forma de poner la puerta en un lugar remoto, Merlín- le dijo Meliodas a la hechicera.

- Este era el punto que tiene más contacto con el mundo demoniaco. Además no podía ponerla cerca de la capital, que pasaría si de casualidad entrara un civil?- le explicó Merlín a Meliodas.

El, ahora, ex-Capitan de los pecados mira a Hawk.

- Oye! No quisieras venir al mundo demoniaco con nosotros? Tal vez y sobrevivas allá- le dijo con felicidad.

- Mm, iré a darle un vistazo al purgatorio- empezó a decir el cerdo- quiero aprender más sobre el lugar de donde vengo- le explicó- pero lo que más quiero hacer es una buena tumba para mi hermano mayor.

- Ya veo- le contestó Meliodas.

- Lo siento Elizabeth- le dijo Hawk a la Diosa- pero cuídate mucho!-

- Tu también, Hawk- le pidió al cerdo.

La despedida entre Diane y Elizabeth fue emotiva ya que la gigante extrañaría mucho a su amiga.

- Ya, nos despedimos pero un abrazo más no hace daño... cierto, mamá?- le dijo Stella mientras Ban cargaba a Melissa.

- Si...- ambas se abrazaron con fuerza.

- Ey, yo también quiero!- dijo Meliodas haciendo reír a ambas chicas.

Los dos, Meliodas y Elizabeth, abrazaron a Stella con fuerza, sin querer que el momento de decirle adiós a la hija de ambos se acabara.

- Sean felices- decía Stella aún en el abrazo soltando algunas lágrimas- los amo con todo mi corazón- se separaron. Stella le indicó a Ban, con un movimiento de cabeza, que se acercara.

Meliodas y Elizabeth se despidieron de igual forma de Melissa dejando un beso el la cabecita de la bebé.

- Vamos Meliodas!- dijo Elizabeth adelantándose.

Stella se colocaba a Melissa en la cangurera hecha con tela en el pecho, así la niña estaría mas cómoda y cerca de su madre.

- Adios a todos!- dijo Meliodas yendo detrás de Elizabeth.

De repente una gran roca cae encima de Elizabeth de repente, dejando a todos en estado de shock, por la sorpresa Stella rodeó a su hija con sus brazos, una mano en la cabeza y otra en su pequeño cuerpo, cayendo de rodillas por lo que acaba de pasar, Ban se agacha rodeando a Stella con sus brazos desde la espalda.

- Ahhh MAMÁ!- Stella fue la primera en gritar.

Meliodas se voltea con cuidado y mira la gran roca.

- ELIZABETH!- gritó con fuerzas

Fin

Gracias por leer la historia estoy muy feliz de que les haya gustado...

Nah solo estoy jugando nos vemos en el próximo capítulo...

Continuará...

My angel |Nanatsu no Taizai |(Ban y tu) Where stories live. Discover now