—Perdón, mañana te compro otro. Pensé que era el mío, deberíamos ponernos distintos tonos de llamada.

—Sí, pero mi teléfono tiene un protector con tu cara en gigante. Por eso se diferenciaban. —Chase se calló un segundo y sacudió la cabeza—. A lo que iba. Tenemos que hablar del tema de Bee, tengo algunas opiniones y quiero que me escuches. Pero como ahora estás enojado, no vas a entenderme como quisiera. Así que hablaremos de eso mañana, ¿bien?

No respondí. Solo rodé los ojos. Tampoco quería escuchar sus opiniones. Sabía que daría un buen argumento y pondría en duda mi enojo.

—Ya déjame dormir.

—Volveré, Nick Bucket. Volveré. —Aseguró mi amigo, se levantó de la cama y caminó hacia la puerta—. Recuerda llamar si necesitas algo, estoy a una puerta de distancia. Te quiero, hermano.

Sonreí de forma genuina y asentí.

—Gracias. Y yo a ti.

Y finalmente aquella noche, pude dormir más de tres horas seguidas.

—¡Buenos días! ¡El desayuno está listo! —gritó Chase, caminó por mi habitación y abrió las cortinas para que la luz entrara

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—¡Buenos días! ¡El desayuno está listo! —gritó Chase, caminó por mi habitación y abrió las cortinas para que la luz entrara. Me di la vuelta y tapé mi cabeza con una almohada.

—Es muy temprano, Chase. No quiero hacer nada. Déjame.

—Primero que nada, son las once, no es tan temprano. Segundo, me vi cuatrocientos videos de «La cocina de la tía Betty» para aprender a hacer desayunos, así que vas a levantarte, vas a ducharte y vas a comer conmigo. Hueles a zorrillo sucio.

—¿Zorrillo sucio? —Repetí y reí.

—Un zorrillo sucio que se orinó en la cama mientras dormía —dijo. Me reí de nuevo, entonces me tapé bien con las sábanas. Chase resopló y oí como se daba la vuelta. Cerró la puerta y sonreí.

Así podría seguir durmiendo.

Pero eso no estaba en los planes de Chase, que no se había ido, solo cerró para engañarme. Saltó sobre la cama aplastándome con toda su humanidad.

—¡Levántate! ¡¡Morsa floja!! ¡Es hora de levantarse y enfrentar al mundo! ¡Tenemos que salir a hablar con Rob! No vas a esconderte toda la vida. Y menos lo harás si eres inocente de todo lo que te acusan. —Chase saltó al piso de nuevo. Me quejé y me senté, él se sentó a mi lado.

—La gente me odia, Chase...

—Yo no te odio, Rob no te odia, tus papás no te odian. Ni siquiera Kevin te odia. —Rodeó mi hombro.

—Pero todos los demás...

—¡Pues sal a demostrarles que no! —Me sacudió un poco. —No le debes nada a nadie, pero vamos a sacarte de aquí y verás que todo va a salir bien.

Asentí.

—Me voy a duchar.

—Sí, por favor. Hueles a...

Luces, música y acciónWhere stories live. Discover now