Capítulo 9: Réquiem

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El horizonte expresionista de Gotham se cubría de una densa neblina que a esas horas de la noche por momentos dejaba entrever su estructura de hormigón, acero y amenaza.

La intimidante ciudad de Nueva Jersey que había sido moldeada según los delirantes diseños de Cyrus Pinkney, poseedora de estructuras que iban desde lo directamente gótico y art deco hasta lo más contemporáneo y futurista.

Ruidosos truenos revelaron que una fuerte lluvia bañaba las calles de la ciudad, a través de las cuales navegaba imprudentemente un rolls royce. El claxon avisaba de su inminente recorrido, cruzando las calles ahora, patinando en una esquina, a través de las aceras pasando muy cerca de un niño y a sus padres que salían del cine, quienes se sobresaltaron al ver ese vehículo infernal.

Bruce conducía con la vista fija en el camino rodando a través de la tormenta. Despeinado, arruinado por completo. Un hombre poseído.

El auto subió por un camino oscuro, resbaladizo y arbolado. Iba anunciado por las luces de los relámpagos como una fantasía surgida de la febril imaginación de un Horace Walpole actual.

Las puertas de la mansión Wayne se abrieron de par en par y dieron paso a Bruce Wayne que con el cuerpo empapado por la lluvia y con pasos de autómata se dirigió en medio de la oscuridad a la biblioteca.

La biblioteca de la familia Wayne era uno de los grandes tesoros de tan noble casta, atesoraba raros y valiosos ejemplares en los estantes con vidrieras que asemejaban muros altísimos. El lugar a ratos se iluminaba por los destellos de los relámpagos y desde afuera se escuchaban distantes truenos.

Bruce enrumbó hacia un gran estante colocado contra la pared de fondo.

-Bruce.

Y vio a Elizabeth de pie en las sombras cuando un repentino relámpago iluminó su rostro ensangrentado.

-Elizabeth.

Pero cuando caminaba hacia ella el relámpago volvió a brillar y ya no la vemos a ella, sino a Clark Kent.

-Ella se ha ido, Bruce. Lo sabes.

Bruce se quedó quieto un momento, recomponiéndose. Respiraba lo último del pasado; entonces sacudió la cabeza, aclarando la visión.

-¿Qué estás haciendo aquí? -le preguntó con voz firme al inesperado intruso.

-Escuché lo que pasó. Yo..., lo siento mucho. Quiero ayudar.

Bruce lo miró pétreo, inconmovible. Clark intentaba encontrar más palabras.

-Quien te esté atacando. Nos está atacando a los dos. Podemos...

-Está muerta, Clark. Entonces, ¿qué es exactamente lo que vamos a hacer?

Clark miró a su amigo sin saber exactamente qué decir. Bruce le tomó la delantera.

-Deberías irte.

-Desde hace tiempo no sé lo que piensas...

-No. No puedes imaginar lo que estoy pensando. Voy a encontrar a quien hizo esto. Y cuando lo haga voy a tomar su piel y colgarla frente a sus ojos. Conocerá el dolor y lo que siento ahora parecerá un susurro distante.

Un relámpago lejano iluminó el rostro de Bruce, de tal forma que hasta Superman podría sentir miedo.

La voz de Clark era compasiva.

-Dejar que la justicia se convierta en venganza no aliviará el dolor.

Silencio.

Bruce se acercó a una mesa y abrió una paleta falsa de libros para revelar una placa de metal en la pared bloqueada con un candado.

BATMAN VS SUPERMAN: ASYLUMWhere stories live. Discover now