5. ¡Todo está mal!

617 34 1
  • Dedicated to Lola RL
                                    

Necesitaba despejar mi cabeza, me había pasado toda la tarde pensando en la nota que el profesor me había dado, nunca había sacado un cero. Todo eso era tan ridículo, ¡solo fue una pregunta! Sí, solo eso, una pregunta, no debería de preocuparme demasiado; las cosas iban a mejorar, tenían que mejorar.

Al día siguiente desperté "temprano", me vestí, peiné y lavé los dientes. Agarré mis cosa y bajé a desayunar, me extrañó ver a mi madre sola con la bebe; usualmente desayunábamos todos juntos ¿o es que me había levantado muy temprano?

−¡Hija! Qué haces aquí

−Vengo a desayunar −¿Qué más puedo hacer aquí?

−Pensé que ya te habías ido ¿No viste la hora?

No dije nada, solo dirigí mi vista al reloj que marcaban las 7:55

−¡No!

Sin más agarré mi mochila salí de la casa corriendo. "Cinco minutos, solo cinco minutos". Corrí lo más veloz que puede hasta el colegio, cuando llegué estaba vacío, todos estaban en sus salones y no me pare a ver la hora. Subí las escaleras y crucé el largo pasillo

−Señorita Moretz, tarde

−Me... me quedé dormida

Él sonrió con desgano como si no le hiciese gracia mi comentario, pero a los que sí era el grupo de la primera fila, incluido Esteban.

−Agarre su prueba y tome asiento

−¿Prueba?

−Sí, no me diga que no ha estudiado

No le iba a responder, sabía que no había estudiado y no le iba a dar la satisfacción de escucharlo. Tomé la prueba y me senté. No sabía absolutamente nada, mi cabeza estaba en blanco y los minutos pasaban. Faltaban diez minutos cuando estaba en la mitad de la práctica, ya para ese momento me había arriesgado a ver a los costados, pero parece que todos eran celosos con sus exámenes. ¿La señorita Moretz en este aprieto?

Hice el último intento y conseguí ver dos resultados de la chica de mi costado. Que bajo había caído.

−Señorita Moretz, ¿A dónde está viendo?

−A... ninguna parte

−Me pareció que veía el examen de su compañera

−No... yo no estaba

−¡No lo niegue y deme su examen!

Pero antes de pudiera reclamar me lo quitó delas manos. «Otro cero. Este día no puede ser peor. Pero tengo que ser optimista, no es como que vaya a jalar el curso, además es solo una materia; en las demás estoy con un mejor promedio ¿De quién habrá sido la idea de cambiarme de salón? Cuando lo encuentre... ¡Ni siquiera puede hacer amenazas! Necesito calmarme» Con la idea plantada en mi cabeza salí del salón al sonar el timbre.

Fui a cafetería a comprar algo pero estaba increíblemente lleno, de ver tantas veces la tremenda fila el apetito se me había ido. Por suerte había traído una botella en mi mochila, me moría de la sed y el sol no ayudaba mucho.

Tomé un tragó y me senté en las gradas de las escaleras, como siempre. Observaba el gran árbol en medio del patio, aquel con un montón de marcas que aquellos enamorados dejaron un día y no se borraron, donde los algunos buscan refugio del sol bajo sus ramas, donde algo no estaba bien, algo inusual me sorprendió, algo que parecía descansar debajo, mejor dicho alguien.

−No puede ser -susurré para mí misma− No, no eres tú

Justo enfrente de mi campo de visión estaba sentada plácidamente, con las rodillas cerca de su cuerpo y un libro en la mano, parecía que lo leía con suma atención, aunque si analizabas la imagen con detenimiento te dabas cuenta de que no era el libro lo que estaba observando, era el vacío, como si estuviese pensando y mirando a la nada mientras sostiene un libro entre sus manos.

El Libro de mi vidaWhere stories live. Discover now