Capítulo 2: 🍂Pequeña Estrella🍂

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Si, es difícil que olvide cómo fue que la conocí ¿Hm? ¿Cómo fueron sus primeros días? Veamos

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Si, es difícil que olvide cómo fue que la conocí ¿Hm? ¿Cómo fueron sus primeros días? Veamos...

Mi casa estaba a tres días del orfanato a dónde pensaba llevarla. Así que cuando decidí que me quedaría con ella fuimos a comprar comida y algunas cosas de hechicería. El amuleto que ella tenía era muy bueno pero ya estaba desgastándose, tuve que comprarle uno nuevo antes de que volviéramos a entrar al bosque. Costó bastante para que ella aceptara usarlo.

— ¡No me lo voy a quitar! ¡No lo haré! —Cruzó los brazos alrededor de su cuello— ¡Te dije que esto me lo dio mi hermana! ¡Fue el último regalo que ella me dio! —Por cada paso que daba, ella retrocedía tres. Sus ojos abiertos reflejaban ira y un ligero vestigio de tristeza.

— ¡Por favor! ¡Sé que te importa mucho, pero no podemos entrar al bosque con un amuleto tan viejo como ese! Las criaturas mágicas podrían hacerte daño. —Intentaba negociar con ella, me agaché instintivamente para que no se sintiera amenazada. Ella solo se alejó aún más.

— ¡No me importa! ¡Si para entrar a ese bosque tengo que quitarme el collar que me dio mi hermana entonces no entraré! ¡No entraré a ese estúpido bosque! —

Era bastante frustrante, no sabía qué otra cosa podía hacer para protegerla. Quizás podría usar una pócima protectora en ella, pero aún estaba aprendiendo a usarlas en niños. Si usaba una pócima cualquiera que probé en adultos entonces podría tener otro efecto en ella. Quizás acabaría con dos pares de ojos o una cola de animal, solo en el mejor de los casos.

Y fue ahí que luego de unos instantes la iluminación llegó a mi— Oye, creo que tengo una idea. —Llamé para intentar calmarla, ella solo se enfurruñó más— Vamos, quédate tranquila. No te voy a quitar tu collar. —

— Hace menos de dos segundos querías que me lo quitara. No te creo. —Habló con un tono de voz bajo, hizo un puchero.

— Lo sé, pero prometo que no te lo voy a quitar. Déjame probar algo ¿Por favor? —Ella dudó, no estaba convencida lo suficiente— Por favor, lo prometo. —Alcé mis manos en señal de tregua.

Tardó unos segundos pero tan pronto como notó que mi ceño se había aflojado y mis músculos también se relajaron, poco a poco se acercó. Mantuvo en todo momento sus brazos al rededor de su cuello.

— Necesito que me des una de tus manos. —

— No. Me quitarás el collar. —

— Eres demasiado terca. Ya te dije que no te lo voy a quitar. —

Costó otra cantidad de segundos que su duda en mí se redujera, cuando se sintió con la confianza suficiente extendió una de sus manos hacia mí.

Tomé el amuleto que le había comprado, lo había guardado en uno de mis bolsillos. Rompí la cuerda que tenía y luego la até a su muñeca a modo de pulsera.

Era una piedra de ojo de tigre que tenía tallado en ella la runa ansuz, a sus laterales había dos más de menor tamaño. Un cuarzo transparente y un lapislázuli a su diestra y siniestra respectivamente. A los hechiceros nos enseñan que esos tres materiales tienen la capacidad de proteger de diferentes maneras: El ojo de tigre ayuda a que el conocimiento no sea nublado; el cuarzo transparente ofrecen una gran carga de energía positiva; y finalmente el lapislázuli puede proteger de los espíritus y otras criaturas. La runa Ansuz por su parte es solo otro adicional que ayuda a proteger a las personas, esto último fue un detalle que yo misma agregué.

Celest Procet (Relatos de una mágica viajera)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora