Cuentos en los que Naruto y Sasuke son GEIS [NaruSasuNaru].

Palomitas

Aún recordaba ese hastioso sabor de aceite y mantequilla, el ahogante aroma y la sal que se acumulaba en la base de su lengua. Definitivamente, Sasuke Uchiha le tenía un profundo desprecio a las palomitas de maíz, un atributo de personalidad cortesía de su madre, ahora difunta. Y es que la señora Uchiha, cuando vivía, sin motivo alguno, tuvo una fase de palomitas de maíz. Las hacía casi a diario, las servía de entremés, como postre, como botana, como entretenimiento, porque sí, Konoha era tan aburrido para ella que comer era un entretenimiento.

Sasuke las llegó a odiar tanto que no se tentó el corazón al rechazar las palomitas de Sakura. Cuatro bolsas de papel, impregnadas de corazones rojos, llenas de palomitas, hechas para los integrantes del equipo siete, para ver juntos los fuegos artificiales del festival. Y Sasuke sin tener ánimos de ver siquiera el alimento.

—¡No seas idiota! ¡Ella las preparó especialmente para nosotros, ¿cómo puedes rechazarlas?! —espetó Naruto.

—No me gustan y ya.

Sakura estaba herida evidentemente, pero no le recriminaba nada a Sasuke. Naruto, en cambio, actuaba como si la cosa fuera con él, y se encargó bastante bien de ofenderse por los dos. No, no iba a tolerar ese desdén hacia los esfuerzos y cariños de Sakura.

—¡Las comerás y te gustarán! —bramó Uzumaki, arrebatándole a su amiga una de aquellas bolsas adornadas—. ¡Abre bien!

—¡Que me sueltes, idiota!

Ora por la fuerza bruta, ora por la resignación, Sasuke terminó recibiendo de la mano de Naruto esas palomitas de maíz. Y extraordinario fue para él darse cuenta que no sólo sabían bien, sino que eran asombrosamente deliciosas. Se preguntaba si fueron los años que las evitó o si fue que, a fin de cuentas, eran algo familiar, de antaño, por lo que ahora sabían tan bien. De cualquier forma, Naruto Uzumaki había transformado la evocación de las palomitas.

Posteriormente se volvió ineludible no comprar una bolsa de palomitas en cada tienda en que su equipo Taka paraba, y consumarlas de la manera tan peculiar en que sólo Naruto lo haría, como le vio hacer en ese festival ahora remoto también.

Y le recordaba.