Nota de felicitaciones

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En una de esas noches de errante bienaventuranza y redención, Sasuke cenaba en una cómoda fonda. La dueña y cocinera, una mujer gentil pero de aspecto severo, le hablaba a su esposo través de la barra-mesa, donde éste comía a tres asientos de Sasuke. El hombre siempre tenía la opción de comer en su casa, pero lo hacía en la fonda por el simple placer de tener a su esposa como compañía, además, recién llegaba de un trabajo de carpintería en Konoha y tenía cosas que contar.

—¡Ah, verás! No sé si te acordarás de aquella vez hace unos años, cuando tuvimos ese problema con esos ladrones y que aquellos ninjas nos ayudaron.

—Ah, sí, sí —contestó ella asintiendo y desviando los ojos al techo, como ademán de recordar—. Eran tres niños y un joven bastante apuesto.

—¿Te acuerdas del niño rubio de cabellos parados? Me lo encontré en Konoha. ¡Ah, si vieras lo grande que está!

Sasuke, ya dejando de oír por inercia y más por voluntad, levantó el rostro y observó a la pareja de soslayo. Realmente no los recordaba ni a la circunstancia en que hubo de conocerlos, pero estaba seguro que Naruto, pese a los años, no sólo habría reconocido al hombre sino que además habría de recordar su nombre y el de su esposa.

—Sí. Naruto, creo que se llamaba —dijo la señora—. Debe ser incluso más alto que tú, ¿verdad? Se veía como un muchacho fuerte entonces.

—Alto como un árbol. ¿Y adivina qué? Pronto se casará con una señorita muy dulce que alcancé a conocer antes de irme.

Una media sonrisa de tinte sardónico se deslizó en la cara de Sasuke. De alguna manera, no se sentía sorprendido, pero no podía evitar sentirse ridículo por sí mismo.

«¿Por qué sería de otro modo?», pensó.

—¡Se casará! —exclamó la esposa del carpintero—. Qué bueno. ¡Ah, pero si esta noticia me ha dado buen humor, que tengo ganas de romance también!

—¿Qué haces, mujer? —interrogó el marido.

Y ella sacó plato, se sirvió cena y puso una vela, todo en el espacio de la barra-mesa donde comía el esposo. Quedando así, ella en el lado del cocinero, él en la del cliente, una cena romántica improvisada.

Hasta entonces las notas que Sasuke y Naruto se intercambiaban durante su viaje de redención eran de una naturaleza puramente profesional, no obstante ese día Sasuke había resuelto enviar por primera vez una nota de índole personal. Sacó de su bolsillo y desdobló una pequeña hoja que planeara confiar a su ave en cuanto despuntara el alba. No tardó mucho en arrugarla y comenzar una nueva que decía un escueto "Felicidades".

Sí, "felicidades" remplazaría aquel "Nos veremos pronto", una frase corta también que, aunque no lo pareciese, venía de muchas deliberaciones sobre qué escribir. Era Sasuke Uchiha, no podía ser menos que recatado, y consideró que "Nos veremos pronto" era más recatado que decir sin más "¿Te casas conmigo?".

Pero ya no importaba.

Cuentos en los que Naruto y Sasuke son GEIS [NaruSasuNaru].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora