TOMA #9 EL VERDADERO NOMBRE DE LA PRIMAVERA.

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El cielo debe ser azul. El-cielo-debe-ser-azul. EL CIELO DEBE SER AZUL. Abrí los ojos rápidamente y suspiré desganada, el cielo seguía igual de oscuro que antes. Tal vez debería empezar con algo menos complicado. Cerré los ojos de nuevo, seguiría intentando.

-Debes ayudar a RiAhn a controlar lo que hay en ella. No lo sabe, pero hay algo oculto en su interior, algo que protege de mí y de sí misma.

Algo que Riee oculta incluso a la Conciencia de Dios…

El césped debe ser verde. Verde. Verde. Verde. Abrí mi mano y observe eufórica los trozos de césped que había arrancado del suelo, eran verdes, justo del color correcto. Lo estaba logrando. Estaba aprendiendo a controlar mi mundo interior sin la ayuda de Spring.

-¿Has pensado en la posibilidad de que sea el propio Siwon la llave para liberar el don de RiAhn?

No, no había considerado la importancia de su existencia para Riee. Ese había sido mi más grande error.

-Debes traerlo de vuelta. Reunirlos. Siwon es probablemente el único que puede abrir la puerta que esconde el don de RiAhn.

Me incorporé victoriosa gritando felicitaciones para mí misma. Lo había conseguido. El cielo se encontraba siendo coloreado del azul que le correspondía. Aunque no había logrado hacer brillar al sol, el claro cielo iluminaba mi alrededor. De inmediato identifiqué el camino que me llevaría a la salida de este sitio. Corrí en la dirección correcta, ya pronto, pronto saldría de aquí.

-RiAhn ha encontrado la salida-me avisó Ruah-. Ella estará pronto de vuelta.

Noté también el cambio en la energía que despedía el cuerpo de Riee, probablemente se encontraba a punto de abrir la puerta. Me acerqué de inmediato para sujetarla, no sabía cómo podría reaccionar a todo esto.

-Una cosa más-mencionó Spring al tiempo que me miraba de frente- mantén tus sentimientos ocultos.

Retrocedí sorprendido. Ahora entendía a Riee, no era agradable que alguien leyera a través de ti.

-Lo haré-prometí más para mi mismo que para Ruah.

Sentí el cuerpo de Riee relajarse por completo. La observé cerrar los ojos con calma y abrirlos de nuevo con sorpresa. Noté sus labios curvarse en una sonrisa de alivio y me sorprendió lanzándose a mis brazos sin aviso alguno. No pude sostenerla y me dejé caer en la alfombra junto con ella.

-¡Estoy de vuelta!

La primera vez que vi a Riee me encontraba en la Galería Passé. La investigación que se me había asignado desde que acepté un puesto en el Consejo de la Orden me había conducido a esa cadena de Galerías, las había recorrido casi todas, inspeccionando Passé terminaría con el hilo de la investigación, si el S.O.L no se encontraba ahí podía reafirmar frente al Consejo mi teoría de que nuestro compañero se encontraba muerto.

Estaba saliendo de la oficina del Director de la Galería cuando presencié la escena, una pelinegra corriendo a toda velocidad por los pasillos como si su vida dependiera de ello. La obligación de ayudar que está presente en todos los de mi especie impulsada por mi propia curiosidad me obligo a seguirla.

Cruzamos por los pasillos continuos a las salas de exhibición hasta llegar a los baños donde ella se detuvo al instante, su expresión antes contrariada se relajó mostrando unas facciones infantiles, parecía aliviada de haber llegado a ese sitio. La observé dejarse caer justo en la entrada, se dobló sobre sí misma y cerró los ojos mientras maldecía entre susurros. Los rizos caóticos le cubrían totalmente el rostro en la posición que se encontraba, una punzada de preocupación se hizo presente en mi pecho.

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