Capítulo 26: "Ésta Es Mi Venganza"

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equeños espasmos la hacían ladear la cabeza por un segundo y jalaban un músculo elevador de su nariz. Cerró los ojos por un momento y cuando los volvió a abrir ya no era la misma chica. Sus víctimas jadearon llenas de pánico. Con movimientos increíblemente fluidos y casi elegantes como los de un gato, volvió a acercarse a la mesa y tomó un utensilio pequeño con la forma de un bolígrafo, pero una punta en forma de gancho y afilada de metal.

- Muy bien – caminó de vuelta a la mesa de tortura donde su indefensa víctima esperaba sin más opción que recibir cada uno de los castigos que ella tenía planeados para él - ¿Por dónde sería bueno comenzar? –

Miró a Spencer con gesto pensativo mientras que poco a poco aparecía una sonrisa en sus labios. Llevó la punta afilada hacia el brazo izquierdo del muchacho donde la encajó en la piel suave del antebrazo. El chico gritó mientras Andrea hacía un corte profundo desde la mitad del antebrazo hasta su bíceps, desgarrando su piel como si se tratara de papel. Los gritos llenos de dolor inundaron el aire, Andrea mantuvo el rostro inexpresivo hasta que terminó de cortar.

Prosiguió subiéndole la camiseta hasta la altura del cuello y ahí encajó la punta de la navaja en la piel a la altura de sus costillas y esta vez después de hacer el corte introdujo ambos dedos índices que usó para levantar la piel y despegarla del músculo lo más que pudo. Después usó su cuchillo de siempre para tomar entre sus dedos uno de los pezones de Spencer y cortarlo para después con una risa tirárselo en la cara a Wesley y ver como el chico luchaba contra las arcadas para no vomitar, hizo lo mismo con el otro y al tirárselo a Mike, éste no pudo resistir y se llenó a sí mismo de vomito.

Soltando risas macabras, Andrea se restregó la cara con las manos sin importarle mancharse de sangre. Despejó la mesa donde estaba su víctima para después traer una pequeña caja transparente llena de anzuelos de pesca, sacó uno y lo enganchó en el labio del chico atravesándolo, luego tiró del mismo anzuelo hasta que la piel cedió y se partió en dos. Spencer gritó solo logrando que el labio se partiera más y se atragantó son su propia sangre salpicando a Andrea en la cara, pero ella no se inmutó.

Acto seguido, pellizco uno de los párpados de Spencer para separarlo del globo ocular y lo atravesó con otro anzuelo por debajo del parpado haciendo que la punta saliera por el otro lado, al gritar, el chico rompió más su labio y al retorcerse contra sus ataduras, él mismo hizo que Andrea soltara su párpado y parte del anzuelo le dañó la retina.

- ¡BASTA! – gritó - ¡BASTA, POR FAVOR! –

- Ustedes no se habrían detenido – murmuró con una voz que no parecía la suya – Esto no es suficiente, tal vez aun no te mate, pero si te llevaré hasta límites inimaginables del dolor –

- ¡Maldita loca! ¡Vete al infierno! –

- Ya estoy en él –

No le importaba cuantas suplicas, cuantos gritos de dolor o cuantos insultos y blasfemias le lanzaran cada uno de ellos, terminarían muertos y eso no tenía ningún remedio.

Esta vez decidió continuar con una herramienta un poco más complicada, fue hacia una caja donde se encontraban muchas herramientas y sacó una pistola de clavos. El gatillo requería de mucha fuerza para que la pistola se accionara, pero, aun así, Andrea se las arregló y usando ambas manos detonó la herramienta y un clavo salió disparado directo a la rodilla de Spencer, aun con el sonido del disparo fue como un fuerte golpe que cortó el aire, como un globo explotando, Andrea pudo percibir el claro sonido de los huesos rompiéndose en miles de pequeños pedazos dentro de su piel.

Con un aullido de dolor, Spencer sacó todo el dolor y sus ganas de morir, soltando maldiciones que ni él mismo sabía que conocía en un vano intento de que ella se molestara y tuviera la gracia y la amabilidad de matarlo, pero no le funcionó, pues Andrea volvió a apretar el gatillo y el muchacho recibió otro clavo en la rodilla que le quedaba.

Doomed 2 - El Bosque Congelado Y La Casa De MaderaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora