Ethan POV
Estaba tan feliz que juro que por poco daba saltitos mientras caminaba por el pasillo. Entré a la habitación y suspiré.
¿Dónde quedó el moño bonito que Diana usó una vez?
Comencé a buscar sin éxito. Me acerqué al armario y seguí buscando, tirando sin querer una caja al suelo. Un montón de cartas se salieron por lo que me agaché rápidamente a recogerlas.
-Rayos, Diana va a matarme si ve el desorden que causé.
Iba recogiendo las cartas hasta que mi mirada se centró sin querer en una que estaba abierta.
-¿Anónimo? ¿Será de algún fan? Pffft- tiene fans.
Sonreí divertido hasta que comencé a leer. Mi ceño se iba frunciendo con cada palabra que leía.
-¿Qué?
Tomé otra de las cartas y la leí. Así una a una hasta que la puerta se abrió, interrumpiéndome.
-Ethan, ¿encontraste mi moñ-?-Diana se quedó petrificada al verme rodeado de todas esas cartas.
-¿Qué es todo esto?-la miré con seriedad y confusión.
-¿Qué haces revisando mis cosas?-se apresuró hacia mí, quitándome las cartas y comenzando a guardarlas con desesperación.
-Diana... ¿Qué rayos es esto?-No me hizo caso y siguió guardándolas.-¡Diana!-me cubrió la boca, sorprendiéndome.
-Puede oírnos.-fue lo único que me susurró al oído. Eso me desconcertó aún más.-Son cartas anónimas del pueblo, no te preocupes.-dejó la caja en su lugar. Su mirada era una advertencia de que le siguiera la corriente.
-Oh, ya veo.-se veía más relajada al ver que no insistí.
-Olvídate del moño y esas cartas tan bonitas y privadas. Mejor salgamos a pasear y recuperar el tiempo perdido. Te extrañé.-la naturalidad con la que fingía me asustaba un poco pero no tanto, ya que después de todo me engañó durante mucho tiempo antes de enamorarnos.
-Bien.-tomó mi mano y su apretón fue suficiente para transmitirme lo asustada que se sentía.
¿A qué le temes?
Me guió hacia afuera, donde un vehículo nos esperaba.
-¡Diana!-nos detuvimos al ver a Astrid.
Oh no.
-¿Qué necesita?-Diana hablaba con diplomacia pero su mirada lanzaba fuego.
-Es peligroso que salga sola. Déjeme mandarla con algún escolta, incluso yo me ofrezco a acompañarlos.-mala idea.
-Agradezco su preocupación pero iré con... mi pareja.-bien... pronto me meará alrededor para marcar territorio. Astrid la observó en silencio unos segundos y luego asintió sin insistir más.
-Le... les debo una discul-Diana levantó una mano, haciéndola callar.
-Absténgase y vaya a realizar su labor.-me jaló con ella hacia el auto. No le dirigí mirada a Astrid y simplemente me subí al coche. Ella condujo en silencio durante un rato. No sabía cuándo debía hablar o si debía ser yo quien dijera la primera palabra. Todas esas cartas no paraban de rondar en mi cabeza. Al fin nos detuvimos en... medio de la nada.
-¿Qué hacemos aqu-?-me calló de igual forma que a Astrid.
-Espera, cariño. Quiero ver si desde aquí se pueden observar bien las vistas.-fruncí el ceño al ver que revisaba los alrededores. Luego envió unos mensajes en su teléfono y por fin borró su sonrisa falsa para mirarme con seriedad.-El auto está limpio de cualquier dispositivo de vigilancia. Estamos a salvo.
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Soy lo que soy [Secuela de ¡Soy como tú]
Teen FictionPara disfrutar esta historia tienen que tener leído la primera parte "¡Soy como tú!" ¿Realmente tienes tiempo para mí?