𝗖𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 20

13.8K 1.1K 106
                                    


Salgo del trabajo para mi almuerzo. He quedado de verme con Yoongi fuera de nuestro lugar habitual para comer algo rico y pasar un tiempo juntos. Cuando logro verlo, le sonrío y aparto la vista para disimular la emoción que me da verlo de nuevo. Se acerca a la mesa donde estoy sentada y decide besarme los labios con dulzura frente a toda la multitud que hay en el restaurante.
Trae puesto uno de sus miles de trajes y encima de éste su bata médica que lo hace ver aún más atractivo.
—Amor... — susurra después de besarme. — ¿Qué almorzarás? Pide lo que desees.

—Solo comeré un emparedado.
—Dios. A los pasos que vas serás invisible, cariño —me dice en tono de broma a lo que contesto con un golpecito debajo de la mesa. —Sabes que te adoro.
Le sonrío y ordenamos nuestro almuerzo. Él pide una hamburguesa vegetariana y una ensalada de frutas acompañado de un vaso de agua gasificada. En cambio yo, solo pido un emparedado de pavo y un jugo de toronja. Mientras esperamos nuestros platillos, Yoongi decide hablarme de la oferta que le han hecho; le escucho atentamente pero no completamente. Llega un punto en el que solo miro a la gente comer silenciosamente, la gran mayoría lo hace sin compañía. Cuando llega la comida no soy capaz de comerme todo el emparedado y decido ponerle fin a mis mordisqueos al pan que son tan inútiles como mis intentos de guardar la compostura.
— ¿Te sientes bien? —me saca Lei de mi trance.

Me veo incapaz de contestar a su pregunta inmediatamente, por lo que pestañeo y vuelvo mi concentración a mi atractivo novio.

—Solo no tengo apetito — confieso. —Pero estoy segura que en horas estaré invadiendo el frigorífico.
— ¿Quieres que pida eso y lo llevemos a casa? — a casa... La tinta de su voz me hace estremecer. Me retuerzo en mi asiento vacilante y vuelvo mis ojos hacía su mirada expectante.

—Vale.
Me quedo en un abrupto silencio mientras lo miro masticar su comida. Sacia sus necesidades con cada mordida y yo solo lo miro encantada. Cuando termina, ambos nos levantamos y salimos al aire fresco de Seattle. El sonido de los autos se mezcla con las voces de la gente que está en su camino a comer, a casa o a cualquier otro lado. Toma de mi mano con ternura y me atrae hacía sí sonriendo abiertamente.

—Estás helada —comenta algo sorprendido.

—Lo siento.

—Qué va, me preocupa que no estés ingiriendo calorías.

—Solo es el clima, Yoongi —pongo los ojos en blanco y le sonrío con hipocresía. Aprieta mi mano y me sonríe cálidamente.

Caminamos hasta llegar a una tienda de ropa y nos adentramos en ella para observar los artículos. Me quedo mirando un jumper color vino que está puesto en uno de los maniquís exhibiendo las prendas de dama. Observo la perfección del color y extiendo mi mano para comprobar lo suave que es la tela. De pronto, mi cabeza se convierte en un bombardeo de recuerdos.
Ese simple pedazo de tela me lleva a mi antigua habitación, cuando tenía dieciocho años. Cuando Jungkook estaba esperándome ansioso a la entrada de mi casa, mirándome con sus ojos miel y ese cabello castaño que le caí por la frente.
Mis músculos se contraen y cierro los ojos. Hago un tipo de viaje en el tiempo y revivo cada imagen que se quedó en mi mente. Los aromas son tan reales que me siento como atrapada en una burbuja.
—Puedo comprártelo —la voz de Yoongi me saca de mi ensimismamiento. Le miro con aire preocupado y dudoso.

— ¿Eh?

—Tómalo. Parece que te ha gustado —dice mientras hace un gesto de ternura con los ojos.

—No, es innecesario.

—Si te ha gustado, llévatelo.

Sonrío algo exasperada y suspiro. Me inclino y beso sus labios, que responden fascinantemente a mi acción.

Profesor de Sexo ll JJK +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora