Yoongi manejó de regreso por el mismo camino por el que llegamos al restaurante en primer lugar. Yoongi me miraba con extrañeza, pero no decía nada. Entendía que lo que acababa de pasar era parte de mi vida, de mi pasado y que él no tenía nada que ver con eso.
– Él es el mejor amigo de... – del padre de mi hijo, dije internamente. – mi ex novio. Nunca quedamos en buenos términos. – lo dejé con solo un pedazo de papel explicándole que lo nuestro no tenía futuro, pensé. – Ambos me odian pero creo que me he exaltado demasiado al verlo.
Yoongi asintió con delicadeza.
– Perdón por aquello, pero... Le diría a mi ex que estoy aquí y...
– No tienes que explicarme nada, ______.
– Es que...
– De verdad, quiero que sepas que haya pasado lo que haya pasado hace un momento, es tu vida, y entiendo que no me quieras dentro de ella, lo entiendo, pero quiero que sepas que en el momento en que quieras que sea parte de ella, estaré dispuesto a cualquier cosa. – dijo con voz tan dulce y suave que todo mi entorno se inclinó a esa parte de Yoongi, que era tan perfecta que todo lo malo que había pasado en mi vida iba desvaneciéndose... pero solo por unos segundos, porque luego vino la estúpida imagen de Jungkook a invadir mi mente y volverme loca de nuevo.
– Te agradezco muchísimo.
Puse mi mano encima de la de Yoongi percibiendo sus manos masculinas.
– No hay de qué, dulzura.
Yoongi mantuvo su mirada en el camino a mi casa. Cuando estuvimos cerca, detuvo el auto y de la nada se desabrochó el cinturón de seguridad para que después, casi enseguida, se inclinara hacia mi posición y tomara mi rostro entre sus manos. Mi respiración se aceleró al igual que las palpitaciones de mi corazón. Sus labios se juntaron con los míos, despacio, casi en cámara lenta. Con mi labio jalé el suyo con sensualidad. El calor entre nuestro cuerpos avanzaba y se abría paso entre nosotros mientras las manos de Lei acaparaban mi cintura.
– Yoongi. – logré susurrar débilmente su nombre sobre sus labios.
– Dime.
– Ni siquiera me conoces. – dije separándome de su cuerpo, aumentando la necesidad de tenerlo cerca de mí.
– Sé que te deseo y que provoco cosas en ti que no habías sentido hace al menos un año.
– Tres, para ser exactos. – corregí con un poco de humor.
Yoongi rió bajito provocando que su nariz se arrugara y una sonrisa deslumbrante se dibujara en su rostro.
– Vale, tres. No puedes negarme besos tan candentes. – musitó. Su aliento chocó contra mi mejilla y eso despertó un deseo incesante en todo mi cuerpo.
– Es nuestra primera cita y me besas como si fuésemos a tener algo más que eso, una cita. – reclamé algo molesta y contradictoria contra lo que mi cuerpo y mi pecho deseaban: una noche caliente con Yoongi.
– La verdad esperaba que esto fuera más allá de la segunda base.
– ¿Tan fácil parezco? – musité casi en silencio.
– ¡No! – intervino. – Es que de verdad quiero algo contigo, ______.
Hice una pausa antes de empezar con mi discurso de siempre, pero es que tenía que saberlo. 1) Tenía un hijo, 2) estaba completa e irrevocablemente enamorada de Jeon Jungkook, y no era fácil olvidarlo, y 3) hacia 3 años que no tenía relaciones con ningún hombre, y no me interesaba en lo absoluto. Había tenido demasiado con Jungkook y habían sido los mejores momentos de mi vida. Jungkook sería mi primera y última vez, o al menos eso deseaba.
