Capítulo 14: La otra cara de la sombra

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Si no controlas tu mente, ella te controla a ti

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Si no controlas tu mente, ella te controla a ti.

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La vida es difícil, o al menos eso me asegura mi mente. No entendía porqué me sentía triste si no tenía una razón o motivo suficiente ¿o sí lo tenía? Por mucho tiempo me había sentido insuficiente y disconforme conmigo misma; por mi cabello, mi cuerpo, mi cara en general, pero al lado de Louis, poco a poco se esfumaba, Había comprendido que no a todos les gustamos y sobre todo, que las opiniones de las personas no me definían como persona. No todos pueden ver lo maravilloso o lo mierda que eres, además, las ideas que otros se hacían de mí sin si quiera conocerme no eran mi responsabilidad. Así como había leído en algún sitio «Eres arte en los ojos correctos.» era justamente como me sentía cuando estaba con Louis, con sus ojos café brillante tan tiernitos...agh!

Louis me había obligado a tomar una ducha para que me relajara, cuando estuve lista y llegué a la sala, él ya estaba esperándome sentado en el sillón con dos tazas de chocolate y churros. Así es, me había preparado churros, ¿se lo imaginan? No podría pagarle todo esto que hace por mí ni en un millón de años. Me senté cuidadosamente junto a él.

—Lo siento...de nuevo. Lo siento mucho. — solté —Sé que hay problemas más graves como el hambre mundial, o que hay personas con enfermedades terminales que deben sentirse terrible, y yo que lo tengo todo...sólo estoy aquí ahogándome en un vaso de agua que yo misma me encargo de llenar y...

—Hey— me interrumpió acariciando una de mis mejillas —Nunca creas que tus sentimientos no importan.

¡Oh, Dios! Se merecía todo lo bueno de mí, debía intentar hacer las cosas bien, aunque sea por él, por mi hermano y por mi madre.

Me lance sobre él para enfundarlo en un fuerte abrazo, estar lo más cerca, fusionar el calor de nuestros cuerpos y, probablemente, sentir como latían nuestros corazones a través de la piel y la ropa, hasta que Louis colocó una mano en mi mejilla fue que me separé, nos miramos detenidamente, el tiempo se detuvo, pero yo quería que fuera más rápido. Miré su boca rosada, parecía que me imploraba que lo besase, ¿qué les digo? No me pude contener, fue como si mi cuerpo se mandara solo. Lo besé, primeramente, de una manera más tierna, pero después la emoción y las mariposas en el estómago aceleraron el ritmo. De pronto, su mano se introdujo bajo mi blusa, en ese momento una corriente eléctrica recorrió mi espina dorsal pero no fue de placer, si no de miedo y coraje. El recuerdo de la primera vez que vi a la sombra llegó como un relámpago a mi mente.

—¡SUÉLTAME! — le grité mientras lo empujaba.

—Danielle, yo...y-yo lo siento...no fue mi intención.

Me llevé las manos a la cabeza, todo daba vueltas y tenía náuseas. No tenía ganas de saber nada, estaba cansada de sentirme pero ahora que sabía cuál era el origen de la sombra, debía hacer algo para acabar con ella de una vez por todas.

—¿Me traes un vaso de agua, por favor? — le pedí a Louis, mirándolo a los ojos. Al principio dudó un poco, pobre, no entendía lo que estaba pasando, pero al final aceptó.

El recuerdo de Danielle ©Where stories live. Discover now