Capítulo 4: Cuervos en la cabeza.

7 2 0
                                    


1

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

1

Estaba sentada en las gradas de la cancha de fútbol, observando a las demás chicas acomodarse el pelo, mientras comía mi sándwich. Mi hermano ya estaba jugando, pero no estaba prestando atención a su partido. Solo pensaba en lo vacías que parecían las vidas de aquellas chicas; sin hobbies, sin aspiraciones, sin metas, nada más que mantener el maquillaje en su cara ¿Qué había en ellas de atractivo para los chicos? Debía haber más que la belleza física.

Alguien gritó mi nombre para llamar mi atención. El balón iba directo hacia mí, alcancé a escudarme con los antebrazos pero el golpe provocó que soltara mi sándwich.

– ¡Lo siento! – gritó mi hermano desde media cancha.

–Me debes medio sándwich. – protesté.

Bajé de las gradas para coger el pedazo de pan y arrojarlo al bote de basura. Cuando lo tomé, un hilo de humo negro emergió justo del lugar en el que mi emparedado cayó. Comenzó a serpentear hacía mí, como lo hizo el día de ayer. Me quedé sin habla.

– ¡Danielle!

La sombra volvió asustada al lugar de donde salió. Volteé, otra vez era Louis ¡Otra vez hizo desparecer mis alucinaciones! ¡Él también tiene el poder de eliminar las sombras de mi cabeza, de mi vida!

– ¿Estás bien? Te ves como si hubieras visto a la mismísima llorona– expresó con un poco de miedo.

–Sí, no te preocupes. Estoy bien ¿Tú no deberías estar jugando?

–Lo mismo digo. – replicó con una sonrisa de lado.

–Estaba almorzando.

Louis se encogió de hombros.

–Vine a almorzar contigo y como te has quedado sin una mitad, te compartiré de mi sándwich. – expuso.

– ¡Vaya! Pues gracias, pero no tienes que hacerlo– los nervios comenzaron a piquetear mi pecho y las mariposas amenazaban con revolotear.

–No, pero quiero hacerlo.

Con el miedo que aún sentía por dentro, después de ver a las sombras, y el noble acto que hacía por mí, no pude resistirme a darle un abrazo. Su cuerpo se sentía cálido y relajante, no obstante, me separé rápidamente, sus labios rosados ya se curveaban en una sonrisa llena de ternura.

– ¿Qué fue eso? ¿Una abrazo exprés? – se burló.

–Es que tu sándwich me está haciendo ojitos inventé. – Louis soltó una risotada.

–Claro, como yo no estoy cubierto de mayonesa no me haces caso. – se quejó. Sabía perfectamente que me encantaba la mayonesa.

–Deberías conseguir una colonia de mayonesa, entonces.

El recuerdo de Danielle ©Where stories live. Discover now