¿¡UN BEBE!?

Cap 28

Respiro. Noto como mis extremidades vuelven a hacerme caso. Y escucho un pitido.

—Apagalo —una voz apagada sale de mi garganta, sin aún abrir los ojos— Apagalo —repito removiendome en la cama, con algo de desesperación.

—Ya lo apagué —contesta una voz, que no logró reconocer

Abro los ojos para ver quien es, y no veo nada, mi desesperación aumenta.

—¡La luz! ¡¿Donde está la luz?! —intento gritar, pero mi voz sale frágil.

Muevo mi brazos con desesperación chocando con unos tubos que se encuentra a mi alrededor.

—Voy, voy, cálmate —reconozco la voz de Ethan.

Y por segunda vez en el día, mi espíritu regresa a su lugar, mi cuerpo.

Veo como todo se vuelve blanco, sin yo esperarlo. Tapo la luz con mi mano, cerrando los ojos.

—Perdón ¿Así está mejor?

Vuelvo abrir los ojos, y en efecto, esta mucho mejor, mi vista descansa  más. Yo asiento respondiendo su pregunta.

—Ahora apaga ese estupido pitido —recrimino.

—Le diré a la enfermera de guardia que lo haga —Sale de la habitación.

Miro a mi alrededor. Ay regalos, flores, globos, peluches y unas bolsas de regalos muy bien decoradas.

Miro mi brazo, están cada uno a un costado. El izquierdo tiene una pinza en el dedo índice y la aguja en el antebrazo.

Estrujo mis ojos y escucho como entra alguien a la habiatacion; la enfermera entra detrás de Ethan.

—¿Como se siente? —pregunta, revisando uno de los aparatos que están a mi lado, quitando el ruido.

Suspiro. Un peso se libra de mi cuerpo.

—Mejor. Ahora que no esta ese ruido —le dedico una sonrisa débil—. Todavía me siento algo casada pero estoy mejor.

—Descanse un poco más...

—Mm... discúlpeme, pero ¿Donde está mis bebés? —interrumpo a la enfermera.

—Se encuentran en las incubadoras. Están bien.

—¿Puedo verlos ahora? —ruego con la mirada.

—Podrá verlos mañana en la mañana, por ahora, no se aceptan visitas. Descansen, por estos momentos —ella asiente y sale de la habitación cerrando la puerta.

Raios.

Mi mirada cae en la única persona que se encuentra en la habitación. Ethan. Este me sonríe con ternura.

—¿Que fue lo que me pasó? —pregunto, mientras el se acerca.

El toma lugar en un mueble que está al lado de la camilla, y sujeta mi mano, dándole un breve beso en el torso.

—Tan solo tuviste un colapsó, por tanto trabajo —respira—. Gracias por no rendirte. Te amo, mi pequeña —lo último lo susurra.

Siento un pequeño ardor en mis ojos, ensanchó las comisura de mis labios en una gran sonrisa.

—Gracias a tu, por no irte de mi lado y siempre apoyarme —siento una lágrima derramarse por mi mejilla.

A el se le sale una pequeña risa, acompañada también de una lágrima.

—¡Hey! ¿Por qué te ríes? si esto es serio —le riño, riéndome al igual que el.

Su rostro se acerca más al mío. Puedo ver sus maravillosos ojos verdes, con pequeños destellos amarillentos. Mojo mis labios, al ver los suyos tan cercanos. El acaricia mi pelo, quitando algunos de mi rostro.