Capítulo 9

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—Bien, ya estamos aquí — dijo craig, deteniéndose en la entrada del consultorio y mirando al niño quien lo acompañaba.

Los ojitos de liam brillaron emocionados y dio un pequeño salto, sonriendo felizmente al adulto.

—¿Es aquí donde trabajas, craig? ¡Es increíble! — pregunto curioso, aunque no entendía nada de lo que decía en la puerta no dejaba de ser interesante.

—Así es, es aquí en donde me dedico a ayudar a todos los animalitos que se sienten mal, entremos — le sonrio y luego sujeto la cerradura, abriendo así la puerta de vidrio y dándo paso al lugar.

—¡Wow! — exclamó con sorpresa al entrar, en la sala se hallaba una pecera grande con muchos peces de colores y un escritorio de madera cerca, también habían sillas para que los clientes pudieran esperar ahí. El niño se sorprendió tanto por la hermosa pecera que no presto mucha atención al rubio que les arrojaba comida, sólo se acercó rápidamente y puso sus pies en punta para intentar ver mejor a los peces.

Butters parpadeo apenas noto al niño y se después observo al azabache.

—Buenos días, craig, ahh ¿y este pequeño?

—¡Me llamo liam! — le contestó antes que craig — ¿y tu como te llamas?

—Oh jeje, ya veo... Yo soy butters, un gusto — le sonrio un poco y miro a craig cargar al niño hasta la altura de la pecera, haciendo así que este sonriera contento y viera con atención a los pecesitos nadar.

—Por eso te pedí que llegaras antes al consultorio, debía pasar por el primero — dijo craig.

—Entiendo... Pero ¿el es tu... Ahh... — quiso saber, aún sin entender muy bien la situación. Por el tiempo que llevaba conociéndolo jamás imagino verlo así, cuidando de un niño pequeño.

—Es hijo de mi pareja... Lo estoy cuidando por hoy — respondió sin más.

—¿Así que estabas saliendo con alguien? Vaya, si que te lo tenias guardado, debes quererlo mucho para estar haciendo esto — se cruzó de brazos y le sonrio.

—Es mi vida privada, no tengo porque que dar explicaciones a nadie — le explico un poco serio, bajando a liam y sujetando su cabeza, este sólo los veía.

—Ok, ok, tampoco me hagas sentír cómo un chismoso, sólo tenía curiosidad, y... ¿cuantos años tienes, liam?

—Tengo cuatro — respondió de inmediato, butters soltó una que otra risita.

—Butters es mi asistente acá en el consultorio, el nos avisara cuando llegue algún cliente — le explico al niño.

—Ohhh.

—Estaremos en mi oficina mientras — aviso craig, tomando al niño de la mano y caminando por el pasillo.

El rubio no respondió, únicamente se les quedó viendo hasta perderlos de vista, craig en verdad debía estar enamorado para hacerse cargo de la criatura, fue lo que pensó para después regresar a su escritorio.

En al Oficina, la jaula de stripe se encontraba sobre una mesa cerca del escritorio, el pequeño animalito estaba despierto y caminaba de un lado a otro, haciendo sus característicos ruiditos. Eso llamó rápidamente la atención de liam.

—¡Oh! ¡Qué bonito! — exclamó sonriente mientras lo veía. A pesar de que tampoco pudiera alcanzar del todo la jaula.

A craig se le hizo algo gracioso verlo así, con sus pies de punta y mirando maravillado a su cobaya.

—Puedes subirte a la silla, liam, te será mucho más fácil poder verlo... — le dijo.

—¿En serio puedo?

Un novio para papá Donde viven las historias. Descúbrelo ahora