Epílogo

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La vida obtiene su valor en el hecho de que no dura para siempre

El cielo brillaba como nunca antes lo había hecho. Los millones de estrellas que en él descansaban, pintaban uno de los mejores escenarios que cualquiera pudiera imaginar. Simplemente hermoso. Aquel que rara vez se ve y siempre se siente irreal. Era como si la misma isla intentara disfrutar un momento más de la belleza de la vida. Como si se aferrara a aquellas bellas vistas, para poder quedarse con esa memoria cuando desvaneciera.

Todo estaba en silencio. Solamente se interrumpió cuando el viento cantó al moverse por el lugar, invitando a bailar aquello que tocaba. Los cabellos de la chica se unieron a la danza, mientras ella permanecía sentada en aquel acantilado. Mantenía los ojos cerrados, intentando sentir por completo la isla y cada pequeña vibración de ella dentro de su corazón.

Y eso es realmente triste, porque aquello que logre para siempre está destinado a perder su valor ⎸

Sintió cómo él tomó un lugar a su lado, guardando silencio. Volteó a observar a la mujer a su lado y vio su rostro tan sereno, que no pudo evitar sentirse calmado.

-No se siente como antes, pero es como si aún mantuviera mi conexión con la isla-susurró Melania sin voltear a verlo.

Pan extendió su mano para colocarla sobre la delgada mano de ella y le dio un ligero apretón mientras le sonreía con cariño.

-Esta sigue siendo tu isla Melania.

La joven finalmente abrió los ojos y sonrió. Le regresó el gesto con la mano y se acercó lo suficiente para recargar su cabeza sobre el hombro de Peter. No dijo nada más, no había necesidad. Solo se detuvo a sentir la respiración de él. Pan la abrazó y se dejó caer de espaldas. La cabeza de ella reposando sobre su pecho. Melania pudo escuchar el latir del corazón del chico y sonrió al darse cuenta que sus corazones latían al unísono, después de todo eran un solo corazón partido en dos mitades.

No quiero ser inmortal y perder lo que siento por ti. Prefiero morir mientras aún te sigo amando

Ya había pasado bastante tiempo desde que Melania había sido salvada por Peter Pan cuando le compartió su corazón. Henry despertó y su familia corrió hacia él y lo abrazó entre lágrimas de amor. Sus madres, las más preocupadas por él, no lo soltaron en un buen rato. Mientras tanto, Melania le sonreía a Pan, quien no podía estar más feliz porque aquella maldición había terminado. Porque finalmente podría estar con su reina.

Cuando todos se habían calmado, Melania se acercó al grupo de héroes y se disculpó por todo lo que había sucedido. Mary Margareth fue la primera en reaccionar dándole un abrazo. La chica de cabellos oscuros les explicó que podían quedarse el tiempo que quisieran, pero que si lo deseaban en ese momento les ayudaría a dejar la isla, oferta que con gusto aceptaron.

Se dirigieron a la playa, donde el Jolly Roger los esperaba. Todos subieron al barco a excepción del capitán. Garfio se detuvo y se acercó a Melania.

-Ahora sí, me despido Melania, no sé si algún día te vuelva a ver.

Melania rió con ternura y lo abrazó-Yo tampoco lo sé, sólo espero que sí te vea después. Pero hasta entonces, te deseo lo mejor a ti y a ellos.

Con una sonrisa, Garfio se separó de la chica y caminó hacia su barco. Se detuvo antes de subir y agitó su mano para despedirse. Melania regresó el gesto y les ayudó a abrir un portal en el agua. El remolino creció hasta obtener el tamaño suficiente para absorber el barco.

Esa noche, alrededor de la fogata, los niños perdidos se reunieron para celebrar que su reina había sido salvada. Peter Pan no dejaba de sonreír y los niños tuvieron problemas en acostumbrarse a esa nueva fase de su líder. Y todo iba perfectamente bien. De modo que nadie se había percatado de algo muy importante.

Y es que toda magia tiene un precio.

Los días pasaban y la isla se veía más viva que antes, como si hubiera vuelto a nacer. La magia de ella se sentía por todos lados. Y sus habitantes recorrían todos sus rincones como siempre lo habían hecho. Otros niños perdidos se unieron al grupo y tuvieron que adaptarse a la forma de vivir de Nunca Jamás. Salían a cazar, entrenaban, jugaban y por las noches se unían a escuchar los cuentos de Melania o simplemente a bailar alrededor de la fogata.

La reina de Nunca Jamás estaba realmente feliz, pero poco a poco se fue dando cuenta de que algo dentro de ella cambiaba. Cuando salía a caminar por la isla, la conexión que sentía con ella, cada vez era más débil. Los animales ya no la reconocían como antes solían hacerlo, su magia ya no era tan poderosa como lo era en un principio. Y se fue percatando de que incluso el clima de la isla se independizaba de su estado de humor.

Peter Pan también se percató de que algo estaba sucediendo. Una mañana, uno de los niños perdidos pequeños llegó gritando con entusiasmo que finalmente había sido capaz de bajar la flecha de la diana sin necesidad de subirse a algún objeto. En otras palabras, había crecido.

⎸No llores, vivir contigo ha sido lo mejor que el universo me ha dado ⎸

Fue entonces cuando Sombra les explicó lo que había sucedido. Cuando Pan le entregó la mitad de su corazón a Melania, la conexión entre ella y la isla se había roto, puesto que el corazón de la chica ya no existía más. La isla había perdido su corazón y por ende, la magia que la volvía tan especial.

El tiempo comenzó a pasar en la isla. La estrella comenzó a envejecer y poco a poco a desvanecerse. Los niños perdidos también empezaron a crecer más rápido que Melania y Peter. Y al ver que no podrían permanecer ahí tanto tiempo como lo habían planeado, debían tomar una decisión.

Cuando un niño perdido alcanzaba los 20 años, dejaba la isla y comenzaba una nueva vida, llevándose consigo todos los recuerdos de su familia en Nunca Jamás y prometiendo que nunca se olvidarán de su tiempo ahí.

La primera despedida fue la de Karan. Su hermana no paraba de llorar, pero con gran esfuerzo dejó ir a su hermano, quien le prometió que se volverían a ver. El segundo fue Félix. Y así consecutivamente hasta que en la isla solo quedaban Pan y Melania.

Pasaron los días juntos. Intentando disfrutar de su hogar tanto tiempo como la isla se los permitiera. Y el tiempo pasó hasta que llegó su última noche, esta noche.

⎸Y agradezco que tu nombre haya estado escrito en mi destino ⎸

-Será mejor que nos vayamos ya Melania-dijo Pan rompiendo el silencio. Ella asintió lentamente con la cabeza y se levantó del pecho de su amado.

No podía evitar sentir nostalgia. Todo lo que había pasado en aquel lugar se había quedado impregnado en su corazón. Tanto lo bueno como lo malo. Se quedó unos segundos más observando su alrededor. A lo lejos se escuchó el crujir de unas montañas y observó cómo se desbarataban y caían al mar, el cual ahora cubría gran parte de la isla.

Pan volvió a llamarla, un portal detrás de él los esperaba. Melania retrocedió lentamente hasta que la mano de él pudo tomar la suya.

-Andando-dijo el de ojos esmeralda y jaló con suavidad de ella hasta cruzar el portal.

Al inicio fue complicado adaptarse al nuevo mundo donde habitaban. Pero con tiempo y paciencia lograron hacerlo. El portal los había llevado hasta Storybrooke, en donde se encontraron con rostros familiares. En un principio hubo quienes sospechaban o no deseaban que se quedaran allí, pero les demostraron que sólo buscaban un nuevo hogar y con tiempo, no solo encontraron un hogar allí, sino una familia.

Tres noches después de haber abandonado Nunca Jamás. Mientras Melania observaba el cielo estrellado por la ventana, se percató de que una de las estrellas comenzaba a apagarse, cada segundo menos visible. Y se quedó ahí observando la muerte de su estrella. Aquella que le regaló todo lo que ahora tenía. Al verla morir, sólo pudo murmurar una última cosa:

-Gracias por dejarme ser tu reina, Nunca Jamás. 

Porque por él, yo logré ser lo que soy ahora ⎸



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