έξι

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6 meses antes...

Narrador omnisciente:

Bergen, 3 de enero de 2020

Un celular empezó a sonar, interrumpiendo así el preciado sueño de quienes descansaban cómodamente en la gran cama.

Una adormilada voz se escuchó. – Es tuyo. – Aventó el aparato y cubrió su cuerpo entero con las mantas.

El dueño del teléfono lo tomó y respondió sin ver de quien se trataba, aquella costumbre no se le quitó. – ¿Hola? – Su voz sonó algo ronca.

– No puedo creer que sigas dormido. – Una alterada chica gritó. - ¿Sabes la hora que es? –

– ¿Las seis y media de la mañana? – Se acomodó mejor entre las cálidas almohadas.

– No. – Chilló frustrada. – Son las siete de la mañana. – Se escuchó como golpeó su frente.

El pelinegro prácticamente saltó de la cama. – ¿Por qué no me marcaste antes? – Se exaltó. – Rub. – Jaló un poco la tela que le cubría. – Vamos, bebé levántate. –

– Consigan un hotel. – Gritó en la línea.

– Ya estamos en uno Myre, gracias por la sugerencia. – Soltó una risa que fue acompañada por la chica.

– ¿Han estado durmiendo juntos? – Preguntó con curiosidad.

– Dame un segundo. – Pidió. – Ru, tenemos que ir a desayunar. – Se acercó hasta su lado, descubrió su cara y pudo verlo aún con los ojos cerrados. – Levántate. – Sonrió, besó su mejilla y se alejó. – Voy a cambiarme, tienes que hacer lo mismo. – Gritó antes de salir de la recamara.

Bastaron unos cortos pasos para llegar a su cuarto, con la tarjeta abrió y pasó hasta estar frente al closet. – Ahora sí, ¿qué me preguntabas? – Regresó a su conversación.

– Te pregunté, ¿si han estado durmiendo juntos? – Estaba desayunando, así que se escucharon los sonidos de una cuchara siendo golpeada contra un plato.

– No te comas todo mi cereal. – Soltó una risa, pues juró ver a su amiga rodando los ojos y negando al no obtener respuesta. Sabía que días antes se quedó sin aquel alimento, así que era obvio asegurar que estaba en su departamento robándole comida. – Con respecto a la pregunta. – Tomó uno de sus abrigos en tono azul, un pantalón negro, una camisa rosa y los tenis blancos. – Sólo dormimos juntos ayer, él tuvo una pesadilla. – Suspiró con tristeza al recordar como aquel indefenso chico le llamó en mitad de la madrugada diciéndole que había soñado algo horrible.

Espero que este mejor. – Su tono bajo. – Pero sabes que no te llame sólo para despertarte, como me lo pediste. –

Se sentó sobre el colchón. – Se que estás preocupada por mi salud, por lo que va a pasar hoy y por mi regreso. – Se quitó la pijama. – Creo que ya estoy preparado para lo que tendré que presenciar. – A pesar de parecer tranquilo, su corazón dolía. – Voy a tomar el vuelo en la madrugada, posiblemente a las 5. Así estaré llegando aproximadamente para la hora del desayuno, tienes que esperarme. – Con mucha dificultad por estar hablando, terminó de colocarse el calzado. – Y estoy bien, tomé la pastilla como siempre y no me he sentido mal, mamá. –

Ella suspiró, estaba preocupada por el dulce amigo que tenía. El cual intentaba hacerse fuerte ante todas las situaciones por las que pasaba. – Me marcas cuando tomes el vuelo, te voy a recoger al aeropuerto y después vamos a ver una película, bobo. – Escuchó como salía de su hogar.

Best FriendsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora