III

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—No jodas, Pansy —murmuró Daphne, rodando los ojos.

—No jodo, Daphne —dijo, cerrando el libro que tenía abierto sobre la mesa y girando la silla de su escritorio, para ver mejor a la rubia.

—Pansy, ¿hace cuánto avisó Snape que debíamos hacer éste trabajo? —inquirió la rubia, con una mueca de rabia.

—Hace tres semanas —contestó la morena, mirando al techo.

—Y, ¿hace cuánto dijimos que lo íbamos a hacer juntas? —Le preguntó, con los brazos cruzados.

—Hace tres semanas —coincidió, ladeando la cabeza.

—Entonces, ¿por quién mierda me cambiaste en el puto trabajo? ¿Por la sangre sucia?

—No vengas con mierdas. Tú quisiste hacer esta apuesta asquerosa, ahora te aguantas.

—Joder, pero tú tienes suerte. A mí me tocó una niñata de cuarto año, así que estoy sola en esta mierda.

—Según sé, a Millicent también le tocó una de cuarto, así que sólo dile a Theo que se meta con Blaise, a Draco que se meta con San Potter y tú te quedas con Millie. Es sencillo.

—Pansy, joder... Eres una mierda.

—Sólo estoy ganando puntos, Daph —le guiñó un ojo, mientras la puerta se abría de golpe.

—¿Dónde está mi micropuff?—preguntó Astoria, adentrándose apenas a la habitación. Daphne no pudo aguantar una sonrisa y Pansy se puso roja de retener una carcajada.

—Digamos que... El gato de Millie tenía hambre, y no se lo podíamos negar...—murmuró la morena.

Si Astoria hubiese podido asesinar a las chicas frente a ella en ese instante, lo hubiese hecho. El rostro se le tornó rojo, ninguna de las chicas estaba segura si por rabia o por vergüenza, mientras que su hermana le hacía un gesto con la mano, restándole importancia al asunto.

—Anda, Tori, que te vas a cagar si sigues así —la molestó su hermana, levantándose, dispuesta a sacarla de la habitación; mientras movía la mano como echándola.

—Joder, Daphne... —murmuró la castaña, sintiendo sus ojos arder—. ¿Alguna vez me defenderás de tus amigas?

Y la rubia se detuvo en seco.

—¿Perdona? —ironizó—. Que si sólo estuvieran Millicent, Pansy y tú en éste dormitorio, ninguna de las tres estaría viva.

—Joder, pero, ¿sabes quién me dio ese micropuff?

—Sí. Tu abuela.

—Exacto, ¿y hace cuánto murió la abuela?

—Dos años. ¿Y sabes a quién dejó de hablarle esa mujer cuando se enteró de que era bisexual? Exacto, a mí.

—Porque es una anormalidad, y lo sabes. Ese no es el punto. ¿Ves que siempre me sacas a la cara lo que te sucede a ti?

—Porque yo tengo quince y tú catorce. Porque soy mayor que tú, y mi deber no es aguantarme tus berrinches. Padre y Madre siempre te han defendido a ti a capa y espada, pero, ¿a mí? Ah no, a Daphne que le den. Y deberías de agradecer eso, porque si estuvieras en mi lugar, desearías tener tu propia vida —le replicó mordazmente, mientras que Astoria rodaba los ojos. Eso a la mayor de las Greengrass solo la hizo enojar aun mas.

La rubia suspiró y apretó los puños.

—No soy un fósil de dinosaurio, por supuesto que no, solo tengo quince ridículos años, pero sé que soy  más madura que tú. Porque yo a tu edad, tuve que irme despidiendo de la mesada de mis padres, y de su cariño también. En cambio, tú, tienes servido en bandeja de plata todo el dinero que desees y el amor que elijas; cosa que yo hace un año, anhelaba.

Maldito Veritaserum; Pansmione.Where stories live. Discover now