Ash Satoshi Ketchum, un Entrenador Pokemon que al perder su 7ma Liga, regresa a casa algo triste pero orgulloso por graduarse en la Escuela Pokémon y obtener varios cristales Z.
Al llegar a su casa descubre que algunos de sus "amigos" de viaje y "M...
— Tenía que aparecer — Ash recostó su espalda contra el sillón con un suspiro irritado cerrando los ojos sosteniendo con sus dedos la bebida. Al parecer había más de un rival a vencer en la Liga Pokémon
— Pi, Pika pi Pika Pikachu"Bueno, al menos ya tenemos un saco de boxeo para Charizard" — bromeo Pikachu sabiendo cuando iba disfrutar su segundo mejor amigo masacrar a ese arrogante y soberbio entrenador pelirrojo
Estuvieron tan distraídos en su momento, que Ash no se percató de una presencia a su espalda que iba acercándose sigilosamente. Cuando Ash se dio cuenta, ya fue demasiado tarde cuando un par de grandes pechos pegaron su rostro contra sus pechos
— Ara, es un gusto verte de nuevo, Ash-kun — saludo amistosamente una pelinegra que usaba un bello kimono color amarillo con una hamaka rojo, teniendo unos colores cálidos que hacía ver muy linda
— ¿Erika? — exclamo Ash logrando sacar su cabeza de los pechos de la Líder de Gimnasio de Tipo Planta mirando sorprendido de que ella apareciera
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— ¿Erika? — pregunto Ash sacando su cabeza de sus pechos sorprendido de verla aquí
— ¿Qué haces aquí? — pregunto Ash sorprendido de verla mientras la tomaba de los hombros— ¿No deberías estar con los demás Lideres de Gimnasio para observar las preliminares? — .No era que no el agrava verla, solo que lo sorprendió con la guardia baja
— Bueno... — ella se detuvo en pensar, tratando de buscar una buena excusa para no ser descubierta por el entrenador
La verdad era que al ver a Ash pelea o mejor dicho humillar con solo un pokémon contra ese entrenador de pacotilla, quiso salir del balcón para correr en brazo de ese entrenador que demostró gran determinación y valentía en su batalla y por salvar a su Ciudad queriendo agradecerle apropiadamente. Sin embargo, estaba obligada e igual que el resto a quedarse, pero logro la forma de escapar antes que terminara las preliminares
— Quería verte después de mucho tiempo — fue la simple respuesta que lanzo con una sonrisa tan dulce como la miel de los Beedrill mientras levantaba el pecho
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