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Kakashi.
Ahí estábamos, cerca de la fogata intentando no morir de hipotermia por la fría ropa que vestiamos. La noche había caído hace ya rato.
Comimos pescado y estuvimos hablando de todo tipo de cosas. - ¿Y tuviste una cita con ella?- Preguntó con la boca llena, casi inentendible, sin embargo haciendo el esfuerzo descifre su idioma.
- ¿Con Hanare?- Asintió. - No fue una cita, simplemente le mostré la aldea.-
- Pero te gustaba.- No respondí y ella golpeó mi brazo - Esa cara dice que sí a los cuatro vientos.- Me miró pícaramente.
- Era linda.- Admitió avergonzado desviando los ojos.
- ¿Ves? Te gustaba.- Soltó una risita.
- ¿Y tú? ¿No conociste ningún hombre que te gustara?-
- Nop, con ninguno hubo sentimientos de por medio. Sí tuve pareja, pero nunca pudo ser nada serio.-
- ¿Por qué no?-
- Por mi apellido.- Suspiró cansada. - No soy capaz de cambiarlo, aún siendo que tiene tanta mala "fama".- Hizo comillas con los dedos.
Creo que no debí haber preguntado. - Tendríamos que volve- Me ví interrumpido por mi acompañante.
- Apreciemos un rato más las estrellas.- Propuso ella.
A decir verdad, también quería estar unos minutos más a su lado. Era cómodo, quitando el hecho de que no sabía cómo hablar de algún tema sin recordar el beso.
En el silencio se podía oír a los grillos y la madera quemándose paulatinamente otorgando calidez hasta que su fin arribe. El viento movía levemente las hojas creando otro sonido, era muy relajante estar a la intemperie.
- ¿Lo sientes, Kakashi?- Inhaló profundamente haciendo que volteara a verla. - Hoy, la noche tiene un tono distinto.- Mei tenía razón... Quizá era todo debido a lo que pasó hace unas horas.
- Es cierto.- Habló en un volumen bajo.
- ¿Sabes? mis padres, cuando era pequeña, bailaban mientras hacían el desayuno o en cualquier momento del día. Eran muy felices cuando estaban juntos, incluso estando separados me emitían esa felicidad. Recuerdo que antes de que murieran me dijeron que no olvide las tardes en las que los tres compartíamos la música. - Sonrió.
- Ahora que lo pienso, no recuerdo haber visto a tus padres cuando ibas a la academia.-
- Ellos fallecieron antes.- «Oh...»
- Lo siento, no quería...-
- Ay, no te preocupes. Si me pusiera mal por eso, entonces no lo hablaría en primer lugar.- Me señaló con la mano abierta. - ¿Nos vamos?- Asentí.
