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Ryuk observaba el mundo humano desde arriba. Prefería observar las miserables vidas de los humanos que interactuar con otros shinigamis o jugar a los mismos juegos de cartas de siempre.

Observó por el rabillo del ojo el tenebroso y solitario lugar en el que se encontraba. En el mundo shinigami se aburría, eso era un hecho. Desde que Light había perdido la memoria y renunciado al Death Note su vida era demasiado monótona para su gusto. El plan de Light estaba tardando demasiado en llevarse acabo y las cosas ya no eran interesantes.

Se tumbó en el suelo exhausto y soltó un suspiro. Además, las manzanas que había ahí no se podían ni comparar si quiera a las sabrosas que podía comer en el mundo humano.

Como si hubiera adivinado sus pensamientos, un anciano shinigami se acercó a donde él. Ryuk lo observó de reojo. Era un esqueleto con largo pelo blanco, una bufanda morada y una gran bata que debió haber sido blanca en algún momento, pero que había cogido un color gris sucio y que cubría casi todo su cuerpo.

- ¿Qué? ¿El mundo humano ha dejado de ser interesante? - Preguntó con sorna. Ryuk entornó la cabeza.

- Estoy esperando. El humano que recogió el cuaderno lo ha dejado enterrado en un bosque.

- Qué estúpido. - El shinigami escupió en el suelo. Ryuk se rió con burla sin desviar su mirada de cierto castaño que se encontraba en el mundo humano.

- En realidad, es muy inteligente. Pero hasta que vuelva a recuperarlo parece que va a pasar mucho tiempo. No me puedo divertir con él si no tiene el cuaderno.

- Entiendo.

Se quedaron en silencio unos segundos. El sonido de una manzana podrida siendo comida por Ryuk era lo único que se escuchaba.

- Hay otra forma de divertirte con él. - Reveló el viejo shinigami, pasándose una mano por su barbilla. Ahora sí se ganó la atención de Ryuk, quien se giró para observarlo atentamente - Dicen que un shinigami, Meok creo que se llama, tiene la habilidad de jugar con las almas de los humanos de alguna manera.

- ¿Jugar con sus almas?

- Puede hacer rejuvenecer a alguien por algún tiempo. Pero tendrás que convencerle primero.

- Interesante. - Ryuk se rió, observando a sus dos humanos favoritos, los más interesantes. Al fin podría divertirse un poco con ellos.

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Era una noche plácida en el cuartel de investigaciones. Ya todos los agentes de policía se habían ido a casa. Light estaba durmiendo en su cama, mientras que Ryuzaki, aún atado a su sospechoso, trabajaba en otro de sus casos. Se encontraba sentado en su manera particular, con los ojos casi pegados a la pantalla de su ordenador.

Ya tenía claro quién era el culpable, solo le faltaban las pruebas que sus subordinados no deberían tardar en conseguir. Le recordaba un poco al caso de Light, dado que ambos parecían imposibles de llevarse a cabo a simple vista. Claro que el caso Kira era mucho más complejo, él lo sabía bien.

Miró a Light atentamente. Parecía tan inocente. Si lo observabas dormir podrías hasta confundirlo con un ángel, incapaz de hacerle daño a nadie. ¿Cómo alguien como él podía ser un asesino en serie?

L se mordió su pulgar. Tenía que centrarse. Sabía que aunque este Light fuera completamente inofensivo, en algún momento recuperaría la memoria. Y entonces le mataría.

El pelinegro negó con la cabeza, no quería pensar en eso porque le hacía sentirse mal. En todo el tiempo que había estado encadenado a Light le había cogido más cariño del que estaba dispuesto a admitir. Por eso le dolía toda esa situación.

48 horas - LawlightWhere stories live. Discover now