Capítulo 13: Verdades

31 9 29
                                    


Tal como les había dicho el tal Proteo, ningún órgano vital había sido dañado por la daga que había apuñalado a Jimmy. Este se encontraba hospitalizado fuera de riesgo vital en uno de los hospitales más prestigiosos de la ciudad y recibiendo los mejores cuidados que cualquier hospital pudiera ofrecer. En ese momento Amber se encontraba junto a él, mientras afuera Kai junto a Rod esperaban sentados en una fría sala de espera con unas cuantas sillas pegadas a las blancas paredes y una máquina expendedora de bebidas que no dejaba de chirriar.

—Entonces, ¿eres un sireno? —repetía Rod tratando de convencerse de lo que sus amigos les habían explicado a todos luego de lo sucedido en el parque, a lo que Kai meneó la cabeza de forma afirmativa— ¿Están aquí en tierra firme gracias al permiso de ese tal Glauco?

—Glauco es una deidad marina —respondió Kai sin poder mirarlo a los ojos—. Nos ordenó encontrar una joya que pertenecía a un ser amado que vivió junto a él en tierra firme hace miles de años. Solo tenemos tres días para encontrarlo o uno de ustedes morirá.

—No creo que esa joya se encuentre lejos —respondió Rod pensativo—, no es posible que ese tal Glauco sea tan idiota. Él los dejó venir a Coral Reef porque posiblemente sabe que ese anillo está cerca de acá.

—¿Crees que puede sentirlo de alguna forma mágica?

—Es exactamente lo que pienso —respondió Rod—. No nos rindamos tan rápido, nadie morirá —agregó tomando las manos de Kai entre las suyas.

—Lamento no haber sido honesto —se disculpó el chico arrepentido.

—Hace un tiempo pensaba que las sirenas eran reales —dijo Rod con una sonrisa—, pero nadie me creyó.... ¿fuiste tú quien me salvó en altamar?

—Si. Al principio no te reconocí, pero luego me vino a la memoria cuando estábamos en el restaurante.

—¿Qué cosa?

—Lo hermoso que eras. Cuando te vi hundiéndote no pude resistirme y me acerqué a rescatarte —dijo Kai—. Rompí las reglas.

—Me parece que eso es una costumbre tuya —agregó Rod riendo—. El destino nos volvió a unir. Eres un ser muy especial, Kai. Lo he sentido desde que te conocí.

—También yo —dijo Kai—. Temía que te alejarías de mi si sabias la verdad. Quería pasar a tu lado el poco tiempo que estaríamos en esta tierra.

—Jamás me alejaría de ti —le dijo Rod besándole las manos que aun sostenía entrelazadas entre las suyas—, me gustas mucho Kai de Nepthret. Eso no va a cambiar.

Mientras tanto, Cordelia junto a Jett recorrían los diferentes museos que habían visitado tantas veces con la esperanza de encontrar el anillo que debían llevarle a Glauco en dos días. La chica caminaba con el anillo de la piedra azul sobre la palma de su mano morena esperando que reaccionara, pero nada sucedía.

—¿Realmente estabas dispuesta a abandonarme? —le preguntó Jett de pronto interrumpiendo el silencio que había caído sobre ellos desde que abandonaron el hospital.

—¿De qué hablas?

—Ibas a venir al mundo de los humanos junto a Kai, sin haberme informado a pocos días de nuestra boda —le dijo el chico pareciendo dolido—, luego acá actúas como si no tuviéramos que volver.

—No es eso. Todo esto lo hago por Kai —respondió Cordelia dándose la media vuelta para mirarlo a la cara—, él es mi hermano menor. No quiero que viva encerrado en un palacio. No quiero que deje sus sueños y que se vuelva un amargado como Zale.

—Eso lo entiendo, pero no puedo dejar de sentirme pasado a llevar —dijo Jett alejándose a mirar una armadura de guerrero que se encontraba en exhibición—. Probablemente no haya una boda y no pareces afectada en lo más mínimo.

—Lo siento —se disculpó Cordelia—, solo estaba enfocándome en otras prioridades.

—Cordelia, no sabes cuánto he estado arriesgado por ti. Probablemente ya no tenga un hogar al que volver. Probablemente seré despojado de mi puesto militar —dijo Jett preocupado—. Estuve dispuesto a arriesgar todo eso para seguirte. Para apoyarte en tus deseos. Y todo eso lo hice porque te amo.

—No creas ni por un segundo que yo no te amo —dijo Cordelia acercándose y tomándole la cara tiernamente para que este la mirara a los ojos—. Lamento si no te lo he demostrado, pero para mí estar contigo cada día es un tesoro como ningún otro. No necesito una boda para ser feliz. Solo te necesito a ti.

—Y yo a ti —dijo Jett juntando su frente con la de la chica.

—Si mi padre nos niega una boda ante la ley de los sirenos, nos casaremos en tierra bajo la ley de los humanos —dijo Cordelia con una sonrisa— con todos nuestros amigos como testigos.

—No sabes cómo te amo Cordelia de Nepthret —le dijo Jett antes de besarla apasionadamente—. Será mejor que sigamos buscando esa joya.

The Little Merman #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora