Capítulo 4: La boda

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Un par de horas más tarde ambos sirenos volvieron al castillo real, pasaron saludando alegremente a los tiburones que vigilaban ambos lados de la puerta de entrada al castillo. Estos le devolvieron el saludo sin quitar de vista el camino de entrada que debían proteger. Sirenos y animales del océano podían comunicarse a través de una especie de telepatía, la cual estaba especialmente desarrollada por miembros de la familia real. Dentro del castillo se veían nadar muchos sirenos, quienes se veían ocupados trabajando en los arreglos del matrimonio.

—Mientras me contabas sobre los romanos no podía dejar de pensar de lo que dijiste sobre Roma. Según una leyenda, el dios Glauco puede conceder piernas a sirenos en tiempos de necesidad —Estos fueron súbitamente interrumpidos por un joven quien exaltadamente les dijo:

—¿Dónde estaban? —les preguntó un joven parecido a Kai de cabello rojo escarlata y cola del mismo color, su piel era negra, pero de un tono un poco más clara que la de Kai— Nuestro padre ha estado buscándolos por todas partes ¡Qué irresponsable de tu parte ha sido desaparecer en uno de los días más importantes para este reino! —le gritó esta vez dirigiéndose a su hermana Cordelia.

—Zale, creo que no debes olvidar que es a tu hermana mayor a quien le estás hablando —le reprendió Cordelia con el ceño fruncido—, además, conozco mis obligaciones. Iré inmediatamente a ver a papá —agregó esta antes de desaparecer nadando a gran velocidad a través de los pasillos del castillo, nadando entre sirenos y peces.

—Esto ha sido tu culpa, ¿en qué problema has tratado de meterla hoy? —le preguntó Zale con los ojos lleno de furia. Kai siempre había sentido que su hermano lo odiaba por alguna razón.

—Nada —respondió Kai alejándose sin querer pelear luego de haber estado tan relajado toda la tarde.

El rey Dagon de Nepthret tenía cuatro hijos: Neptuno era el mayor y heredero al trono, luego lo seguía Cordelia, Zale y por ultimo Kai, el menor de los cuatro. Cada vez que Neptuno estaba ausente, Zale comenzaba a actuar como si él fuera el mayor. Esto podía ser bastante molesto, combinado con sus recurrentes actitudes que buscaban la aprobación de su padre a como diera lugar.

Cordelia llegó nadando hasta una habitación donde la esperaba un calamar anaranjado, quien se acercó rápidamente envolviéndola con dos tentáculos, mientras que con sus ocho brazos comenzaba a envolverla con diferentes tipos de algas de distintos colores mientras confeccionaba otro vestido para la boda. El anterior había sido rechazado por el rey, por lo que debía trabajar contra el tiempo.

Princesa, ¿dónde estaba? —preguntó el calamar mirándola con uno de sus grandes ojos negros directamente a la cara—, si no termino este vestido hoy su padre me cortará ambos tentáculos.

—Siento haberte causado problemas, Nia —respondió Cordelia quedándose completamente quieta mientras el calamar trabajaba—, pero no te preocupes, yo me encargaré de papá.

Mientras tanto, Kai volvía a sus aposentos donde escondería el libro que había traído de la biblioteca. Estaba agradecido de que Zale no le hubiera prestado atención, ya que de lo contrario hubiera sido capaz de destruirlo al instante. Zale odiaba a los humanos con todo su corazón y en parte Kai entendía dicho odio. Los humanos contaminaban los mares constantemente, asesinando con su basura y contaminación a sus hermanos menores, los animales del océano, pero Kai tenía la esperanza de que no todos fueran como su hermano pensaba.

—He vuelto, Otto —dijo Kai acercándose a tomar en sus brazos al pequeño pulpo purpura que estaba pegado sobre una flor acuática en el rincón de la habitación—. Siento haberme demorado más de lo previsto.

Otto era un pequeño pulpo, quien Kai había adoptado luego de que este quedara huérfano a causa de los pescadores que habían sacado a su madre del océano en sus grandes y horrorosas redes.

—Mi hermana acaba de contarme sobre Glauco...según ella, este ser puede ser lo que necesito para emprender mi viaje a la superficie.

—¿Crees que pueda ir contigo? —le dijo Otto— ¿Crees que podría ver a mi madre?

—Creo que esa es una opción —mintió Kai, pues sabía lo que los humanos les hacían a los animales que sacaban del mar. Esa era una de las razones principales por la que su padre había prohibido todo contacto con seres terrestres. "Los humanos asesinarían a los sirenos, ya que para ellos todo lo que era diferente, era inferior, y solo útil para su provecho egoísta", le había dicho su padre—, averiguaré quien o que es Glauco y como puede ayudarnos —añadió abrazando a Otto fuertemente contra su pecho.

The Little Merman #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora