Capítulo 12: Explicaciones

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La puerta de la habitación de Daniel se abre, y por esta entra una enfermera con la bandeja del desayuno. Mónica acude enseguida a facilitarle la faena. Deja que la enfermera se vaya a continuar sus tareas y es ella quien le acerca la bandeja a su hijo. Este se incorpora en silencio y comienza a desayunar.
-¿Sigues mudo?-pregunta Mónica.
-Mamá...
-¡Ni mamá ni nada! ¿Tú te crees que puedes hacer lo que hiciste y hacer como si nada?-le grita llena de ira.
-¿Y tú te crees que para mí no es difícil levantarme cada día después de todo?-responde él subiendo más todavía el tono.
-¡Esto es increíble!-grita la madre más indignada que antes.
-¡Pues lárgate, joder!
Ella, por el simple hecho de dejar de discutir, obedece a la estúpida orden de su hijo y sale de la habitación.
-¡No hace hace falta que vengas luego a darme otra chapa!-grita él al oír el portazo.
Cuando va a dar un bocado a la tostada de desayuno, oye como la puerta se abre de nuevo.
-¡Que te pires!-grita él antes de ver quién ha entrado.
La joven entra ignorando la orden creyendo que no va dirigida a ella y camina hasta situarse frente a la cama dónde se encuentra Daniel. Este, cuando se da cuenta de quién es la recién llegada, no sabe qué decir ni cómo reaccionar. Deja la tostada de nuevo en el plato y aparta la bandeja de la cama. Después él se levanta y se sitúa frente a su visita en silencio. Ella lo mira con ojos tristes.
-Valeria...-susurra él.
-No me esperabas, ¿verdad?-vacila ella con una media sonrisa fingida.
Daniel agacha la cabeza sin saber que responderle, tiene mucho que decirle y que justificarle, pero es imposible encontrar un principio concreto para empezar a relatar.
-No agaches la cabeza, se valiente y dime lo que tengas que decirme-ordena la joven harta de ser engañada.
-Siéntate, por favor-le pide él acercándose de nuevo a la cama.
-No me quiero sentar, quiero que me digas la verdad de todo; ¿por qué no me dijiste que estabas en el hospital?
Él se retira de la cama y vuelve a situarse frente a la chica.
-¿Y tú como sabías que estaba aquí?-pregunta él dándose cuenta de la rareza de la situación.
-Me lo dijo mi hermano, al que por cierto viste y ni siquiera le preguntaste por mí-responde ella cada vez más indignada por el cúmulo de malas actitudes por parte de Daniel hacia ella.
-Joder, ahora sé porque me dijo que lo iba a matar...-se dice para sí mismo, pero en voz alta, Daniel atando cabos.
-¿Cuando te lo dijo? ¿Pero vosotros habláis?-pregunta escandalizada.
Él asiente con cautela.
-¿Y a qué viene todo este acercamiento con él? Es que no lo entiendo...-se queja ella dando vueltas por la habitación.-Bien es cierto que desde hace un año empezasteis a ser amigos, pero no entiendo que hables más con él que conmigo, que soy tu novia.
Daniel no encuentra palabras para responder adecuadamente a las quejas de su novia, por lo que permanece en silencio a la espera de que ella diga algo más.
-¿No me das ninguna explicación? ¿Nada? ¿Enserio?-pregunta alucinada por el comportamiento de su novio.
-No sé qué quieres que te diga-responde él encogiéndose de hombros.
-Quiero que me digas algo, lo que sea, pero algo con lo que puedas justificar al menos una de las miles de cosas que me tienes que explicar-dice Valeria con los ojos vidriosos.
Daniel piensa en confesarle la verdadera relación que tiene él con Sergio, pero enseguida descarta esa opción. Algún día, pero ahora no, ahora no es momento de sacar eso a la luz.
-No puedo, Valeria. Sé que tengo muchísimo que decirte, pero ahora no es el momento.
A la joven se le cae una lágrima.
-Daniel...-dice con un hilo de voz.
-Dime, Valeria-responde él con un tono de voz dulce y suave.
-Vete a la mierda-sentencia con los ojos llenos de lágrimas.
Le da una bofetada y sale de la habitación. Daniel queda parado ante esta escena; algo le dice que debe ir tras ella por tal de arreglar las cosa, pero sabe que no, si aún no está preparado para decirle la verdad de nada serviría correr tras ella buscando salvar una relación que está rota desde hace mucho tiempo.
Ella avanza por el pasillo limpiándose las lágrimas con la manga de su camiseta. Camina rápido por si él viene detrás, pero eso no sucede.
Al llegar a la habitación, se encuentra con su hermano acompañado por su madre. Sergio permanece en la cama, mientras que Alba se encuentra sentada en el sillón que hay al lado de la cama.
-Te estábamos esperando-anuncia la madre.
-¿A mí? ¿Para qué?-pregunta sorprendida mientras se limpia las lágrimas tratando de disimular su estado de ánimo.
-¿Has llorado?
-Mamá, no empieces-le ruega Valeria cansada de sus interrogatorios.
Alba blanquea los ojos y resopla.
-¿Nos puedes dejar un momento a solas?-pide Valeria a su madre queriendo quedarse a solas con su hermano.
-Os tengo que decir algo importante-advierte Alba.
-Me lo imagino, pero quiero hablar con Sergio.
La madre permanece quieta.
-Por favor, mamá. Es importante para mí-insiste la joven.
-Está bien-accede ella levantándose del sillón.-Voy a buscarme un café y vuelvo-anuncia cogiendo su bolso.
Sale de la habitación y, por fin, quedan solo los dos hermanos. Sergio la mira extrañado sin saber qué ocurre, mientras que ella lo mira con desprecio.
-Eres un cabrón-insulta Valeria a su hermano.
-¿Yo? ¿Qué te he hecho?-pregunta sorprendido por el insulto recién recibido por parte de su hermana.
-Tú mantuviste contacto con Dani siempre, y no me lo dijiste. Estuve días preocupada como una idiota, y fuiste incapaz de decirme la verdad. Eres un desgraciado.
-Hace tiempo que Dani y yo no hablamos-se excusa él.
-No te creo.
-Créetelo, llegados a este punto no tendría porqué mentirte, ¿no crees?
-¿Desde cuando no habláis?-pregunta ella aún sin creerse a su hermano.
-Hace alrededor de un mes que perdimos contacto-contesta él.
-O sea que habéis estado un año siendo amigos del alma sin que yo lo supiera-dice Valeria con sarcasmo.
Sergio sabe que la relación entre ellos dos no era de amistad, pero no encuentra palabras para confesarle la verdad a su hermana.
-Otro que se calla...-se queja la joven.-¡Habla, joder! ¡Habla!-grita alterada.
-No sé cómo decírtelo, Valeria.
-Cómo sea, ¡pero dilo! ¿Qué coño pasó entre él y tú?
-Es que...
-¡Que me lo digas, joder!-le interrumpe con un fuerte chillido.
-¿Qué son esos gritos?-pregunta Alba entrando por la puerta con un café en la mano.
-Nada-miente Valeria.
-No te creo, pero lo que tengo que deciros seguro que es mucho más importante que eso, así que no me andaré con rodeos-responde la madre.-Sentaos-ordena a los dos.
Sergio se incorpora y se sienta en un extremo de la cama, mientras que Valeria se va a sentar al sillón, por tal de mantener el más mínimo contacto físico con su hermano.
Alba permanece de pie. Le tiembla la mano, hasta tal punto que caen un par de gotas de café al suelo. No encuentra manera de darles esta fatal noticia a sus dos hijos.
-¿Recordáis las pruebas que le hicieron al abuelo hace unos días?-pregunta Alba para situar a sus hijos en el tema del que va a hablarles.
Ambos asienten en silencio.
-Bien, pues el día que pasó aquel incidente por el que acabaste aquí, Sergio, fue el día en que vine con él a buscar los resultados continúa diciendo.
-¿Y bien?-pregunta Valeria arqueando las cejas.
-No es algo fácil de decir...-le responde su madre tratando de ganar tiempo.
Sergio se inclina hacia atrás cansado de tanto secretismo y resopla.
-Sergio, por favor, compórtate-le ruega su madre.
-Compórtate tú y dinos qué pasa-le contesta su hijo a la defensiva.
Con dificultad, Alba acerca el vaso de plástico en el que lleva el café hasta su boca y le da un sorbo.
-¡Mamá, joder!-grita Alba al borde del colapso.-¿Qué pasa?
Alba respira hondo un par de veces tratando de no perder la compostura. Traga saliva lentamente, se arma de valor y les da la noticia a los gemelos:
-Le han diagnosticado Alzeheimer.

𝐌𝐢 𝐯𝐢𝐝𝐚 [𝟏] (✍️)Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin