Arco VIII: Un gran cambio VIII

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Me quedé absorta al contemplar el charco que acababa de expulsar, lo que significa que acabo de romper aguas y que el bebé nacería dentro de nada

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Me quedé absorta al contemplar el charco que acababa de expulsar, lo que significa que acabo de romper aguas y que el bebé nacería dentro de nada.

Reaccioné en el momento en que sentí los intensos dolores de las contracciones, comencé a respirar rápidamente por el fuerte dolor y me apoyé en el lavabo al mismo tiempo que sujetaba mi parte baja de la barriga.

Maldita sea, sólo le quedaba un par de meses para nacer. ¿Por qué tenías que adelantarte tanto? - comencé a llorar. - ¿Qué es lo que he hecho mal?

No podía seguir así, tengo que ir inmediatamente al hospital.

- ¡CLANCY! - grité con todas mis fuerzas.

Pude escuchar el ruido de la mesa y la silla al caerse, los ruidos de los pasos apresurados de Clancy y la puerta del baño abrirse de golpe.

- ¡(T/N)! ¿Qué te pasa? - me preguntó preocupado, pude ver que también vino su hermana agitada.

Respiraba entrecortada para aliviar el dolor. - He roto aguas.

Cuando se lo dije, se fue de inmediato al salón a coger la bolsa.

- (T/N), ¿estas de coña? - me preguntó como si de una broma se tratase, pero al verme nerviosa y sollozando, supo de inmediato que no era una broma. - Vamos. - Me agarró del brazo, para ayudarme a caminar hasta llegar al salón, donde ví a un Clancy nervioso, buscando las llaves del coche.

- ¿Dónde están, joder? - algunas lágrimas comenzaron a salir, sin llegar a caerse. - Aquí estan.

- Voy con vosotros, yo conduzco. - Dijo Sarah, Clancy iba a decir algo, pero ella lo interrumpió. - Estas demasiado nervioso, para conducir. Lo mejor que puedes hacer ahora mismo es tranquilizarla, ayudarla y apoyarla. - Iba a decir algo, pero al verme lo comprendió.

- Vale, ten las llaves. - Se las entregó y se quedó a mi lado, mientras ella iba afuera al coche delante nuestra. - Charlotte, quédate al cuidado de la casa.

Tras ello, nos marchamos escopeteados al hospital.

Mientras tanto, durante el trayecto me encontraba apenas respirando profundamente, ya que no paraba de sollozar y de echarme la culpa.

- Es culpa mía. - Sollozaba desconsoladamente, mientras Clancy me agarraba la mano.

- Eso no es verdad.

- Sí lo es. Por mi culpa va a nacer prematuro.

- Todo va a salir bien, ya lo veras. - Me intentaba tranquilizar con una sonrisa dulcemente forzada, pues el también tiene miedo.

- Y si, y si muere. - Le mire a los ojos aterrada. - Clancy, tengo miedo. No quiero perderla.

Clancy, respiró profundamente, liberando toda tensión y preocupación para, así poder animar y tranquilizar a su amada. - Escúchame bien, no vas a perderla. Nuestra hija no va a morir y ¿sabes por qué? - ella me negó con la cabeza - Porque es la hija de la chica más fuerte que he conocido en toda mi vida y nuestra hija será igual de fuerte que tú, además de ser la hija del hombre más impaciente de este inmenso universo y por eso no ha querido esperar más para poder vernos por fin. - Comencé a llorar, pero esta vez de alegría, al mismo tiempo que sonreía. Sin duda, este es una de las facetas suyas que hizo que me enamorara de él. - Por eso, deja de llorar mi Luz que todo saldrá bien. - Me secó las lágrimas y comenzó a inhalar y exhalar aire para que acompasase el ritmo.

Sarah se detuvo, ya que habíamos llegado y nos había dejado a la entrada del hospital. Clancy, salió rápidamente del coche, dejándome con Sarah y me abrió la puerta de inmediato con una silla de ruedas. Dentro del hospital, me enviaron directamente a la sala de partos, donde me cambiaron la ropa y me pusieron en la camilla, donde me pusieron una banda alrededor de la barriga para conocer el pulso del bebé. Al llegar el doctor, me revisó cuánto había dilatado desde que había roto aguas y en qué posición está el bebé, por lo que vió, iba en buena posición y ya se asomaba la cabeza, así que prepararon todo lo necesario y lo único que me pidió fue empujar.

Era agonizante el dolor que sentía, cada vez que empujaba. Sujetaba con todas mis fuerzas la mano de Clancy, quien me daba ánimos para empujar. El tiempo pasaba lentamente, a pesar de haber pasado 30 minutos desde que comencé a empujar. Entonces, me pidieron que diera el último empujón.

Empujé con todas mis fuerzas con lágrimas en los ojos, a causa del dolor. Entonces, escuché el llanto de mi hija y no pude evitar en reclamarla para poder abrazarla. No paraba de llorar al ver que ya tenía en mis brazos a mi pequeñina, quien tenía los ojos cerrados y se había tranquilizado al estar apoyada en mi pecho, a pesar de tener restos de sangre por el alumbramiento, pero eso no me importaba.

Los médicos cogieron una mantita y la cubrieron, mientras Clancy lo contemplaba todo emocionado. Se acercó a mí y me besó varias veces en la nuca emocionado.

- ¿Quieres cogerla, papá? - le pregunté sonriente y con lágrimas de emoción en los ojos.

Él, no dijo nada, cogió a su hija en brazos y la arropó bien con la mantita. Era muy pequeña, con una tez rosada clara como su madre y una matita de pelo liso de color morado como el de su padre.

- Es preciosa. - Me miró conmovido. - Viniendo de un desastre como yo.

- Es nuestra Luz, nuestra Lucy. - Le sonreí al decir el nombre de nuetra hija.

- Lucy. - Miró un momento a su hija, volvió a mirarme y me sonrió. - Es perfecta. - Volvió a acercarse, para esta vez besarme en los labios.

Tras el nacimiento de la pequeña Lucy, estuve ingresada varias semanas, debido al nacimiento prematuro de la pequeña Lucy, además que tras su nacimiento estuve varios días debil. Nuestra hija estuvo incubada durante esas semanas, por suerte pudimos estar junto a ella.

Lamentablemente, Sarah tuvo que marcharse a casa en el mismo día que nació nuestra hija, pues no podían recibir visitas.

A las pocas horas de su nacimiento, le pregunté al doctor si podía darle el pecho. Respondiéndome que sí, ya que era importante que el bebé recibiera el calostro de su madre. Así que, sacaron a mi hija de la incubadora para entregarmela. Bajé un poco el tejido del hombro para sacar el pecho, dejé que se asentara un poco en mi pecho para que se tranquilizara con los latidos de mi corazón, bajé un poco su cabezita a la altura de mi pecho y esperé hasta que empezase a amamantar.

Cuando comenzó a succionar, fue el momento más dulce de mi vida. Había leído sobre esos vinculos que surgen entre madre e hija y yo, ahora mismo lo estaba sintiendo y es hermoso.

El día que nos dieron el alta, llamamos a Sarah para que nos recogieran y traía el sillín puesto en nuestro coche. Clancy y yo nos sentamos atrás junto a nuestra hija, mientras Sarah contemplaba como nos juntábamos para contemplar en nuestra querida Lucy.




Y aquí termina este arco.

¿Cómo serán sus vidas tras el nacimiento de Lucy?

No os lo perdais, en el siguiente capítulo. 

Tú eres mi LuzWhere stories live. Discover now