Leopoldo

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Carla continuaba trabajando dentro del CNP. Tenía como compañero de binomio a Yuu Yagashaki, una persona que Carla respetaba ya que era muy profesional y bastante responsable. 

Ese día se procedió a activar la alerta ámbar en la zona norte de Los Santos. A pesar de estar realizando el operativo, no paraban de llegar alertas en la zona sur de la ciudad. Tras varios avisos, varios agentes procedieron a acudir al aviso. Iban a acudir Arsacio y Leopoldo, mientras que Yuu y Carla procedían a ir a la comisaría. 

Una vez Arsacio y Leopoldo llegaron a la zona de las alertas, Arsacio gritó en radio:

- QRR, QRR - de una manera muy desesperada.

Carla y Yuu decidieron acudir de la manera más rápida posible, y lograron observar cómo secuestraban a Leopoldo. Carla logró abatir a una persona con una máscara de calavera, pero no era la máscara que recordaba en su infancia. A pesar de ello, Carla junto a Yuu y Arsacio, fueron abatidos. 

Pasaron varias horas hasta que Carla logró recuperarse, se despertó dentro del hospital y no recordaba nada de lo que había sucedido anteriormente. 

Tras varios minutos de recuperación, procedió a activar la radio. Toda la malla se encontraba gritando y hablando sin escucharse unos a otros. 2 minutos después, en la radio se escuchó a Leopoldo hablar.

- Aquí Leo para toda la malla, ¿me copian? - dijo Leopoldo con una voz algo angustiada.

- Leo, ¿estás bien?, ¿dónde estás?- decían todos los agentes.

- Modo Charlie, por favor - dijo Leopoldo.

Toda la malla procedió a callarse y escuchar lo que tenía que decir.

- El secuestrador con máscara de calavera...- continuó diciendo.

Desde que escuchó esas palabras, Carla no volvió a escuchar absolutamente nada de lo que decía, simplemente recordaba cuando fue secuestrada, recordaba esos momentos de angustia y desesperación por querer ser libre junto a su familia... pero también recordaba esa máscara, esa calavera...

- Brown, por favor, libérale - dijo Carla muy calmada.

- Carla no puedo aceptar su trato, ¿no lo entiendes?

- Líberale, es una orden - dijo mientras una lágrima caía por su rostro.

- No puedo seguir tus órdenes ya que soy tu superior.

Carla apretó el puño con fuerza por la ira y frustración de no poder hacer nada, ya que el agente al mando no entraba razón. Nadie entendía ni se ponía en el lugar de lo que estaría sintiendo Leopoldo, ya que ninguno había sentido ese temor por querer liberarse a cualquier precio... todos menos Carla.

A pesar de la frustración, decidió apagar la radio para intentar calmarse. Salió del hospital y fue directa a comisaria. Estaba dispuesta a liberarle por si misma, a recorrerse la ciudad de norte a sur y de este a oeste, e incluso si el encontrarle y salvarle le costase su propia vida. Recogió algunas armas y se preparó para cualquier cosa... pero una vez bajó las escaleras de comisaria, el cuerpo de Leopoldo cayó enfrente de ella. 

Un movimiento en seco la paró y se quedó petrificada mirando el cuerpo. En ese momento la imagen de la muerte de su hermano volvió a ella, y lo único que hizo fue gritar, un grito desesperado junto a un llanto de angustia. Angustia por no haber podido hacer nada, por haber perdido a otro compañero (a una persona que consideraba como un amigo dentro del CNP). 

Tras varias horas, se procedió a hacer la autopsia al cuerpo de Leopoldo. Todos los agentes consiguieron despedirse de él, pero Carla no. Carla estaba sentada en la sala de espera, con la mirada perdida. Lo único en lo que pensaba era en la falsedad que algunos de los agentes presentaban, pero fundamentalmente por Brown.

El funeral se realizó de una manera muy rápida, pero algo que destacó fue el hecho que varias personas que no eran agentes, se encontrasen en el funeral grabando. Carla, harta de esas actitudes y con la frustración de horas antes, anduvo rápida hacia esas personas, sacó un arma y le apuntó directamente a la yugular con ella a la persona que estaba grabando. Todos levantaron las manos y comenzaron a caminar.

- Escúchame pedazo de mierda, si te parece gracioso todo esto, corre y ve al Vanilla a grabar a tu puta madre, ¿me has entendido o te lo digo en chino mandarino? - dijo Carla con la mirada fría apuntando al hombre.

Una vez la ceremonia finalizó, Carla se quedó sentada, junto a la lápida de Leopoldo, apoyando su cabeza junto a sus piernas. Decidió enviar un mensaje a Greco:

No sé qué hacer. Estoy igual de perdida que cuando tenía 12 años, tengo miedo. Tengo mucho miedo.

Una vez envió el mensaje, se dio cuenta de que se encontraba llorando y sus manos temblaban sujetando el teléfono.

La chica del pelo escarlataWhere stories live. Discover now